Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de junio de 2025


La actriz, por este motivo, no interrumpe la mudanza de calzado, y sufre paciente al importuno. Mientras tanto, nuestro majadero no separa de ella los ojos. Después mira desde el escenario lo que sucede con el asiento dudoso que ansía. Lo ve libre, y pareciéndole que no vendrá su legítimo poseedor, lo ocupa corriendo. Pero apenas lo hace, llega el propietario y quiere defender su derecho.

Jacobo iba también comprendiendo, y desde luego pensó que nadie que no fuera Diógenes era capaz, ni en Madrid ni en todo el mundo, de dar una broma tan constante a aquel pobre majadero, para lo cual se necesitaba paciencia a toda prueba, relaciones muy extensas y medios de comunicación difíciles y complicados. Con verdadero asombro, preguntóle entonces: ¿Pero de veras no te ha faltado ningún día?

«Y ese majadero la martirizaba de tal modo desde el primer día de matrimonio, que la infeliz, prefiriendo la libertad en la ignominia a una esclavitud insoportable, se escapa de la casa, y se echa otra vez a la calle, como en sus peores tiempos. En esto me encuentra y me pide amparo». Jacinta no había cerrado todavía la boca.

Pero yo no quiero que mueras, grandísimo majadero. Yo te ordeno que sigas viviendo, y debes obedecerme... Imagínate que soy tu padre... Tu padre no, porque murió siendo niño... Hazte cuenta que soy tu madre, tu vieja mamá, á la que tanto quieres, y que te dice: «Obedece á tu amigo, que es lo mismo que si me obedecieses á

Ahora, que apenas hay majadero o galopín que no se meta a sabio o a gobernador del pueblo o a personaje importante; ahora, que todos los hombres se pasan la vida echando discursos en las sociedades científicas, en los clubs, en las asambleas y en otros focos de luz, ¿no es conveniente que haya algunos que se vayan a los salones para que las pobres mujeres no se queden solas, sin nadie que les hable y las entretenga un poco?

Más de lo que se piensa... Leo pasajes tiernísimos... estrofas de despedida... ayes de soledad... ¡Ay, qué majadero! ¡Oh!, a no se me escapa nada.

Este anhelo que hoy se ha apoderado de todas las cabezas, hasta de las más vacías, hace recordar aquel gracioso epigrama de Goethe á los originales: «Un quídam dice: Yo no pertenezco á ninguna escuela; no existe maestro vivo de quien reciba lecciones; en cuanto á los muertos, jamás he aprendido nada de ellos». Lo cual significa, si no me equivoco: «Soy un majadero por mi propia cuenta». Este afán desmedido de originalidad ¿qué otra cosa es sinó lo que hemos dicho, una exageración de la energía individual, un desequilibrio, el pecado, en fin, de la soberbia?

Te han perdido las malas compañías, esa atmósfera de mentira en que vives, los ejemplos de tu derrochadora madre y los consejos del majadero de tu principal, que se cree un oráculo en los negocios porque gana el dinero a ciegas por una burla caprichosa de la suerte, y algún día las pagará todas juntas, dándome el gusto de poder reír al verle sin camisa.

Son hijos de Dios lo mismo que esta pobre pequeña de aquí.... Hice mal, muy mal en tomarle tanta afición.... Pero es que sólo un perro, ¡qué!, ni un perro...: sólo una fiera puede besar a un angelito y no quererlo bien». Resumiendo después sus cavilaciones, añadió para : «Soy un majadero, un Juan Lanas. No a qué he venido aquí la vez segunda. No debí volver.

¿Y qué tengo yo que ver con los soldados, majadero? replicó con voz colérica. ¡Es... que vienen a prenderle! No es verdad gritó una voz desde el pasillo. Y al mismo tiempo seis u ocho figuras taparon la puerta por detrás del criado.

Palabra del Dia

lanterna

Otros Mirando