Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de mayo de 2025


En una carroza tirada por cuatro bueyes vestidos con percalina roja, sus cuernos adornados con ramaje, venían tres máscaras, queriendo figurar una a Fernanda Estrada-Rosa, otra a su padre y otra a Granate. Este último traía un sombrero de cuernos. De vez en cuando se paraba la carroza y ejecutaban una farsa ridícula y grosera que hacía bramar de regocijo a los curiosos que en torno se reunían.

El salón rebosaba de gente; pocas máscaras, no obstante. Las que había, desfilaban entre los carruajes dando saltos para no ser atropelladas, y se montaban en la trasera de ellos, en el estribo, y a veces se sentaban al lado de los dueños para embromarlos.

En esto estaba ya para dormirme, a lo cual había contribuido no poco el esfuerzo que había hecho para componer mi elogio de modo que tuviera trazas de cosa formal; pero Dios no lo quiso así, o a lo que yo tengo por más cierto, un amigo que me alborotó la casa, y que se introdujo en mi cuarto dando voces en los términos siguientes, u otros semejantes: ¡Vamos a las máscaras, Bachiller! me gritó.

¿A las máscaras? No hay remedio, tengo un coche a la puerta. ¡A las máscaras! Iremos a algunas casas particulares, y concluiremos la noche en uno de los grandes bailes de subscripción. Que te diviertas; yo me voy a acostar. ¡Qué despropósito! No lo imagines; precisamente te traigo un dominó negro y una careta. ¡Adiós! Hasta mañana. ¿Adónde vas?

Estás tan orgulloso de que te llamen sabio, que no miras a las gentes, ni tienes pizca de talento para adivinar lo que piensan los que te rodean. Maltrana la oía con extrañeza. Pero ¿qué tonterías dices, niña? ¿Es que estás borracha? Todas las máscaras se habían alejado hacia la cañada, donde sonaban los gritos de juguetonas persecuciones.

Salvatierra se fijó en las caras de aquellas gentes que le miraban con curiosidad, suspendiendo por un instante su comida, manteniendo inmóviles las manos con la cuchara en alto. Bajo los sombreros deformes sólo se veían carátulas de miseria, máscaras de sufrimiento y de hambre. Los jóvenes tenían la frescura vigorosa de los pocos años.

La muchedumbre se estancaba en las calles principales impidiendo el paso de los carruajes, que se veían obligados á permanecer inmóviles largo rato. De pie sobre ellos, máscaras con grotescas cabezas de cartón excitaban la risa de la gente, gritando y manoteando de un modo frenético: estaban roncos ya casi todos.

Había allí un bailarin enmascarado y de las averiguaciones que hice, resultó que tales máscaras eran raras, siendo restos de una antígua costumbre. [Ilustración: CU

Ya lo ves; en todas partes hay máscaras todo el año; aquel mismo amigo que te quiere hacer creer que lo es, la esposa que dice que te ama, la querida que te repite que te adora, ¿no te están embromando toda la vida? ¿A qué, pues, esa prisa de buscar billetes? Sal a la calle, y verás las máscaras de balde.

Y emprendió la marcha, seguido un buen trecho por los perros de Zaratustra. Al entrar en el barrio de las Carolinas quedó desconcertado y confuso por el aspecto que ofrecía en pleno Carnaval. En aquella gente adornada con los despojos de una ciudad, no se distinguían fácilmente las máscaras de los que no iban disfrazados.

Palabra del Dia

tundas

Otros Mirando