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Actualizado: 15 de junio de 2025
De los siete mil habitantes del Callao, según las relaciones del marqués de Obando, del jesuíta Lozano y del ilustrado Llano Zapata, no alcanzó al número de doscientos once años, contados desde la fundación de la ciudad por las olas.
La invención de las comedias mencionadas es tan bella, tan indeleble su vida íntima poética y tan grande su energía, que ninguna imitación podía destruirlas por completo; pero el autor francés apenas ha hecho otra cosa que trasladar á su imitación el seco esqueleto de la fábula, destruyendo su movimiento y su vida al aplicarles sus estrechas reglas: todas las galas y el colorido poético del original han desaparecido por completo, transformándose en momia un cuerpo lozano y vigoroso.
Jamás había visto reunidas en nadie tanta juventud, robustez y frescura. A pesar de la noche pasada en ferrocarril, estaba el rostro de Lucía más lozano que unas hierbas de San Juan, y sus cabellos revueltos y a trechos aplastados, le prestaban cierto aspecto de ninfa que sale del baño, destocada y húmeda.
En este viage científico desplegó un gran valor el jesuita Cardiel, y los detalles que dá el P. Lozano sobre una excursion de este animoso misionero en el interior de la bahia, forman un trozo que no es posible leer sin emocion. Llevaba al pecho un crucifijo de bronce, y en la mano un báculo, grabada en él una cruz."
El buen Mateo Gil, soldado viejo, Con esfuerzo y valor de Trugillano; Nacido en el lugar de Xarahicejo, Andaba por el campo muy lozano. Parécele que mata algun conejo, Matando algun soldado Zapicano, Y así tan gran estrago va haciendo, Que las yerbas del campo va tiñendo. Hernan Ruiz pelea sin pereza, De Córdova heredando la osadia: Acá y allá acude con destreza, Con ánimo y esfuerzo y valentia.
Cuando la corte de España mandó explorar los puntos accesibles de la costa patagónica, y los mas á propósito para establecer poblaciones, á los pilotos Varela y Ramirez, que vinieron á bordo de la fragata San Antonio, se les asoció el P. Quiroga, cuyo diario sirvió al P. Lozano para redactar el que hemos publicado en el primer tomo de nuestra coleccion.
Y fuerte el corazón, firme el semblante, su tesoro a las olas disputabas, y a lejanas regiones anhelante de tu bajel la prora enderezabas, ignota mar con la ferrada quilla cortabas sin recelos; por las olas lamida, hermosa orilla dibujóse después a tus miradas, en su verdor lozano extasiadas.
Pues chico, que se arme; pero pon remedio. ¿Tendrás medio de averiguar?... ¿Qué más quieres saber? ¿No te digo que andan tras ella sin que les rechace? ¿que se ponen a charlar con ella en cuanto llegan? Por supuesto que, según Lozano, la mitad de las señoras van allí a eso.
Acabada la ceremonia queda el Rey en compañía de sus cuatro consejeros, entre los cuales se cuentan el conde Lozano y Diego Láinez, y les participa haber elegido al último para ayo del Príncipe; el conde Lozano se cree entonces despreciado; echa en cara con amargos sarcasmos á Diego Láinez su vejez y debilidad; disputa con él violentamente, y al fin le da un bofetón.
Leyósele su dicho, rectificose en él, y lo firmo. Dijo no tocarle las generales, y que es de edad de cincuenta y ocho años poco más o menos. Alonso Cano. Fernando Ant. de Salcedo. Diego Lozano y Villamejor. Declaración de Juan Carreño de Miranda en la misma información. Que conoce al pretendiente había casi treinta y cuatro años, que son los que hace que vino el testigo a esta corte.
Palabra del Dia
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