United States or Armenia ? Vote for the TOP Country of the Week !


El menor ruido me hacía temblar, el grito de un pájaro casi me hizo desvanecer de angustia. ¡Oh! tenía en mi pecho la salvación de mi hija y estaba todavía en poder de mis tiranos. No podía permanecer en aquella dolorosa perplejidad, y quizá, ofuscada hasta la locura, por un ruido en el corredor, iba a precipitarme hacia el vacío, cuando se me ocurrió una idea salvadora.

Stein sonrió amargamente. ¡Ventajas, señor duque! ¿No ha sobrepujado la fortuna todas las esperanzas que pudo haber soñado vuestro pobre compañero de viaje? Me confundís dijo el duque . ¿Es capricho? ¿Es un rapto de locura? Stein callaba. De todos modos añadió el duque , es una ingratitud.

Bueno, no tenéis en la cabeza ninguna locura respecto del caballo, ¿eh? ¿Lo venderéis bien lealmente y me entregaréis el precio? De otro modo, ya lo sabéis, todo se lo llevará el diablo, porque no tengo otra tabla de salvación. Os agradará menos el desplomarme la casa encima, sabiendo que también os apretará a vos.

Y aunque no os pese, hijos míos... ¿qué pensaréis de vuestra madre? Los jóvenes bajaron la cabeza.. Vuestra madre, don Juan, es digna de vuestro respeto; la madre de vuestro esposo, doña Clara, es tan pura como vos... una violencia.... una locura... un mal pensamiento de vuestro padre, tiene la culpa de todo.

Lo peor para él era que este exceso de cansancio insostenible sólo le permitía pagar á medias al insaciable ogro. Las consecuencias de su locura por el trabajo no se hicieron esperar.

Yo he cometido la locura de estrechar demasiado mis relaciones contigo sin tener en cuenta que todo lo que se aprieta demasiado acaba por romperse. Ha llegado el momento en que la cuerda estalle, pero conste que se ha roto por tu lado, no por el mío. Alejémonos, García, alejémonos para siempre el uno del otro y comencemos en el mundo otros ensayos que tendrán idéntico resultado.

El corazón me late desesperadamente. Yo no quiero decirle... sería una locura... y, sin embargo, me pongo a asegurarle que yo no hago frases, que desearía probárselo, o cosa así... Porque, a hacerle una declaración en regla, por el momento ¡gran Dios! no me atrevo.

Las tintas rabiosas de los trajes de la huerta, las blancas manchas de los grupos en mangas de camisa, los pantalones rojos de los soldados, los enormes quitasoles de seda granate que parecían robados de una antigua sacristía, los gigantescos abanicos de papel moviéndose con incesante aleteo, las botas de vino que a cada instante se alzaban oblicuamente sobre las cabezas, los gritos, las protestas porque se hacía tarde, todo daba a aquella parte de la plaza un aspecto de locura orgiástica, de brutalidad jocosa.

Y sin embargo, si digo que esta desdichada conversación de amores en que sin saber cómo nos hemos metido es una locura, no es por el duque ni por don Rodrigo, sino por vos. ¿Por ?... He dicho mal; he debido decir por mi suerte. Explicáos, porque no os entiendo bien. Yo no puedo ya amar. El amor viene sin que le llamen, y no se va aunque le echen.

Como tengo una jaqueca atroz, , la tengo, no es todo estratagema, no he podido acompañar a mamá, que se ha ido al teatro con la vizcondesa. Llegó la hora. ¡Ay, Narcisito! ¡Qué locura! ¡Qué picardía!