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Actualizado: 11 de noviembre de 2025
Pero cuando nacemos en una época de locura continuó , debemos resignarnos y amoldarnos á ella, sin huir el hombro á la carga penosa. Tenemos el deber de sufrir para que otros sean felices después, como sufrieron los antepasados por nosotros.
La pobre señora creía que se detiene un caballo desbocado tirándole de las riendas, como si toda presión y toda resistencia no sirviesen, por el contrario, para exasperar su locura. ¿No existió en aquel momento un proyecto de enlace entre la señorita de Freneuse y usted? Tragomer palideció y su cara tomó una expresión dura y dolorosa.
la pálida frente pura reflejando la hermosura del amor de los amores, de la maternal ternura olvidaba en la locura de su espanto los horrores. ¡Oh tu amor cuál te amedrenta! dijo Ataide conmovido. ¡Sí, de la brava tormenta Ayela exclamó el rugido en mi corazon herido siento horrible y me amedrenta!
¿Cómo debe? -respondió Sancho-. No debe nada a nadie, que todo lo paga, y más cuando la moneda es locura. Bien lo veo yo, y bien se lo digo a él; pero, ¿qué aprovecha? Y más agora que va rematado, porque va vencido del Caballero de la Blanca Luna.
Por fin, siguiendo el consejo de no recuerdo qué médico famoso, determiné que varios de los doctores más eminentes de la ciudad se reunieran en consulta, y después de dos horas del más penoso interrogatorio, pronunciaron mi sentencia. Mi mal era incurable y degeneraría en locura; el tumor que se habia formado en mi cerebro era inoperable y la muerte se aproximaba, aunque lentamente.
Cada cual se gasta el dinero como quiere, se dirá por algunos moralistas á la violeta. Yo contesto que cuando cualquiera gasta su dinero de una manera loca, tiene que avenirse á sufrir la nota de locura, como cuando lo gasta en vestirse de un modo ridículo, tiene que sufrir que se burlen de su ridiculez.
Preguntad á la locura y os responderá inclemente: Yo, del dolor en la fuente, mato al alma infortunada: soy la sombra, soy la nada en un cadáver viviente. Y así Ataide.
El libro es hermoso..., un magnífico libro, Rita; pero ella está muy débil y enferma para una medicina tan amarga, y toma del libro, cada día, lo que tiene más de cauterio y revulsivo para curar los males en almas fuertes y viriles.... Así se pone peor..., así se está matando.... ¿Pero está picada del pecho, señorito? Picada está de locura....
El señor y la señora están durmiendo la siesta me dice el criado; pero la señorita está en el terrado. Tuve un presentimiento que me hizo palpitar el corazón; quise volverme inmediatamente; pero, de pronto, la veo delante de mí, blanca y altiva, con su traje de muselina; parece esculpida en mármol; mi vieja locura recrudece con más fuerza que nunca.
De manera que volvió á encerrarse en este pequeño pueblo con el inanimado cuerpo de su esposo, no cesando de hablarle, ya con cariño, ya con quejas, ya con reconvenciones, que aumentaban mas su incurable locura. Todo seguia de este modo, hasta que la dieron noticias de la venida de su padre á España.
Palabra del Dia
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