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Actualizado: 20 de noviembre de 2025
Después del smoking, el frac murmuró Robledo . El Carnaval se extiende por el desierto, y esta mujer va á volvernos locos á todos. Miró el traje del norteamericano, que era igual al suyo: un traje de campo, útil para los trabajos al aire libre, é hizo una comparación muda con el aspecto que presentaban los demás.
En aquel pobre aposentillo enfrente, pintado por defuera de llamas, está un demonio casado, que se volvió loco con la condición de su mujer. Entonces don Cleofás le dijo al compañero que le enseñaba todo este retablo de duelos: Vámonos de aquí, no nos embarguen por alguna locura que nosotros ignoramos; porque en el mundo todos somos locos, los unos de los otros .
Paseándose un dia junto á un bosquecillo, vió venir corriendo un eunuco de la reyna, acompañado de varios empleados de palacio: todos parecian llenos de zozobra, y corrian á todas partes como locos que andan buscando lo mas precioso que han perdido. Mancebo, le dixo el principal eunuco, ¿vísteis al perro de la reyna? Respondióle Zadig con modestia: Es perra que no perro.
»¿Obrará el novio con la prudencia del padre? ¿La tasará ciertas cosas como yo, que le taso el viento que puede perjudicarla? ¿Encerrará a la delicada flor en una atmósfera tibia y embalsamada sin sobra de sol y sin vientos tempestuosos? »Ese joven fogoso y apasionado puede destruir en un mes con sus locos transportes mi compleja tarea de diez y siete años de cuidado constante.
Sin embargo, de la manía de componer una obra poética de dicho género no han adolescido sólo los locos, sino también hombres de juicio, de reposo y de peso, entre los cuales, sin duda, descuella Goethe. Si la empresa no fuera imposible, nadie mejor que él, de un siglo a esta parte, hubiera podido realizarla en Europa.
Parecían en el primer momento caprichosos y locos, errando á la ventura, pero en realidad herían al verdadero enemigo. Los desheredados, los infelices adivinaban con el instinto de la desesperación dónde estaba la causa de sus males. La sociedad tenía por base la moral cristiana, una moral que en tiempos remotos podía ser oportuna, pero que había fracasado al contacto de la vida moderna.
Ahora te crees infeliz, pero ya te consolarás viéndote personaje, contemplando tus huertos cada vez más grandes y tus hijos creciendo para heredar el poder y la fortuna del papá. Esto del amor por el amor, burlándose de leyes y costumbres, despreciando la vida y la tranquilidad, es nuestro privilegio, la única fortuna de los locos a los que la sociedad mira con desconfianza desdeñosa.
Lo que tú le digas que haga, eso hará... Ferminillo, no me abandones, protégeme. Tú eres mi patrón; quisiera ponerte en un altar y encenderte velas y rezarte una letanía. Fermín; santito mío: no me dejes, defiéndeme. Ablanda aquel peñasco, de corazón; agárrame, porque si no, me caigo y voy a presidio o a la casa de los locos. Montenegro se burló de las exageraciones lloriqueantes de su amigo.
¡Ah, comediante!... ¡Ah, historiero!... Eres igual á tu padrino. Decía esto con una sonrisa ambigua en la que entraban igualmente su menosprecio por los idealismos inútiles y su respeto á los artistas; un respeto semejante á la veneración que sienten los árabes por los locos, viendo en su demencia un regalo de Dios.
Sepamos, pues, ahora, cuál es más loco: ¿el que lo es por no poder menos, o el que lo es por su voluntad? A lo que respondió Sansón: -La diferencia que hay entre esos dos locos es que el que lo es por fuerza lo será siempre, y el que lo es de grado lo dejará de ser cuando quisiere.
Palabra del Dia
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