Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de noviembre de 2025
La comedia de No hay vida como la honra es, seguramente, una de las mejores de Montalbán. La escribió para defender su reputación literaria, después de haber sido silbada otra obra dramática suya, y su triunfo fué tan grande, que se representó muchos días consecutivos en ambos teatros, obteniendo siempre grandes aplausos.
Cuando Lope de Vega acometió la reforma literaria de este linaje de espectáculos, se apoderó de los elementos tradicionales, que los formaban, é introdujo en sus autos la alegoría; pero hízolo, en verdad, elevando á extraordinaria altura su valor poético.
Los principios estéticos, en que fundo mis juicios, son los que he adquirido estudiando incesantemente, y con placer siempre nuevo, á los grandes poetas antiguos y modernos, así como los escritos de Schlegel, Tiek y otros maestros de crítica literaria. Este método ofrece la ventaja de ser comprendido fuera de Alemania, y por los que hablan otras lenguas.
Gracias á su proximidad á Madrid, pudo hacer frecuentes viajes, contrayendo estrecha amistad con varios poetas afamados, y tomando parte activa en su vida literaria.
Yo dejé correr en él la pluma con entera independencia, rechazando con horror, al trazar mi pintura, esa teoría perversa que ensancha el criterio de moralidad hasta desbordar las pasiones, ocultando de manera más o menos solapada la pérfida idea de hacer pasar por lícito todo lo que es agradable; mas confiésote de igual modo que, si no con espanto, con grave fastidio al menos, y hasta con cierta ira literaria, rechacé también aquel otro extremo contrario, propio de algunas conciencias timoratas que se empeñan en ver un peligro en dondequiera que aparece algo que deleita.
Así y todo, aun los más prevenidos contra aquella índole literaria tan angelical y tan simpática, ante quien toda crítica enmudece, no podrán menos de reconocer a la insigne dama andaluza, autora de Clemencia y de La Gaviota, el mérito supremo de haber creado la novela moderna de costumbres españolas, la novela de sabor local, siendo en este concepto discípulos suyos cuantos hoy la cultivan, y entre ellos Pereda, que afín además por sus ideas con las de Fernán Caballero, se ha gloriado siempre de semejante filiación intelectual.
En un rincón estuvo la pequeña capilla literaria cuyo pontífice fué el magnífico don Manuel Fernández y González. Allí escribió El cocinero de su majestad, y allí acudió la última noche antes de emprender el gran viaje... Las dos amplias salas de este viejo café de la Luna tienen el mismo aspecto de aquellos días.
Pero aquella vez la solemnidad del caso exaltó tanto su magín, que se le vinieron a la bocalos conceptos en la forma propia de su escuela literaria. «He aquí que el hombre vacila y se confunde ante el gran problema. ¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? Hijo mío, abre tus oídos a la verdad y tus ojos a la luz. El bien es amar a nuestros semejantes.
Además, ahora que le trato puedo decírtelo, estás en un error suponiendo que es tu enemigo: las pocas veces que ha hablado de ti conmigo lo ha hecho en términos muy lisonjeros. Te considera como el joven más brillante de la nueva generación literaria y se lamenta de que sin motivo alguno hayas dejado de saludarle.
Había visitado a éste, por si le ocurrían nuevas ideas y le tentaba el deseo de publicar otros libros; pero el prócer estaba en plena luna de miel literaria. La obra reinaba esplendorosa, con su magnífica cubierta, en los escaparates de las librerías. ¿Venderse?... ni un ejemplar.
Palabra del Dia
Otros Mirando