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Actualizado: 19 de mayo de 2025


Bastarla para probarlo tener a la vista el contrato de compañía celebrado en Panamá, a 10 de marzo de 1525, entre el clérigo Luque, Pizarro y Almagro, que concluye literalmente así: «Y porque no saben firmar el dicho capitán Francisco Pizarro y Diego de Almagro, firmaron por ellos en el registro de esta carta Juan de Panés y Alvaro del Quiro».

Al embarcarnos á bordo de un vapor, con direccion á Zuric, pudimos admirar en su conjunto la gracia y los contornos de Horgen, cuyos pormenores nos habian seducido. La villa es literalmente un conjunto de fábricas y bonitas casas de elegantes formas, terrazas y jardines. La vida debe de ser dulce, apacible y dichosamente laboriosa en ese lindo pueblo.

García refunfuñaba: ¡La bahía!... A nunca se me ha alcanzado con qué derecho puede tener bahía un pueblo como el de Vigo... Yo había leído este diálogo, que acabo de traducir casi literalmente, en La Biblia en España, de Jorge Borrow, que así se llamaba aquel inglés estrafalario, hoy una de las glorias más puras con que cuenta la literatura inglesa.

El Rin no tiene allí contornos bien determinados; las orillas, cubiertas de viñedos literalmente y rara vez encerradas entre pequeñas montañas, son llanas y de triste aspecto; y el rio, dilatado á veces entre juncos espesos y desbordándose, ofrece considerables dificultades á la navegacion, que exigen muchas precauciones.

El mastín no podía, literalmente, ejecutar el esfuerzo del ladrido: temblábanle las patas, y la lengua le salía de un palmo entre los dientes, amarillos y roídos por la edad. Apaciguáronse los perdigueros a la voz del señor de Ulloa, con quien habían cazado mil veces; no así el mastín, resuelto sin duda a morir en la demanda, y a quien sólo acalló la aparición de su amo el señorito de Limioso.

Lo que, traducido literalmente, quería decir: A quince millas de la costa, en el río Nun, Norte 7 grados Oeste. Castillo viejo. Visual del ojo del elefante entre dos piedras a la peña afilada que hay a media milla cerca del río. En la sombra de las cuatro de la tarde del día 27 de Septiembre. Le di la traducción a Allen, quien me preguntó: ¿Usted quiere venir conmigo? ¿Adónde?

Id y decid á doña Clara Soldevilla, mi menina, que venga dijo la reina, haciendo un supremo esfuerzo para que no se trasluciese en su semblante la agonía de su alma. El padre Aliaga se puso literalmente malo. La condesa de Lemos dejó caer el tapiz de la puerta de la cámara. Sólo una casualidad podía salvar á la reina de ser cogida de una grave mentira por el rey.

Por calles traviesas me hago conducir hasta la altura del Arco de Triunfo, echo pie a tierra, enciendo un buen cigarro, trabajo por la moral pública ocultando mi reloj para evitar tentaciones a los patriotas extranjeros y heme al pie del monumento, teniendo por delante la Avenida de los Campos Elíseos, con su bellísima ondulación, literalmente cuajada de gente e iluminada a giorno por millares de picos de gas y haces de luz eléctrica.

No disponemos aquí del espacio necesario para tratar de este punto en toda su extensión, y sólo, como ejemplo, aludimos á la segunda mitad del acto primero: ésta, en particular la escena entre Diego y el Conde; la que le sigue, entre el primero y su hijo, y por último, el monólogo de Rodrigo, son literalmente casi las mismas en la obra española y en la francesa, debiendo advertirse que esta semejanza no proviene de haber imitado ambas á Guillén de Castro, porque esas escenas son en la comedia de éste muy distintas.

Se salía, literalmente, del cuadro y Clementina creyó que se dirigía hacia ella desafiándola con su mirada dichosa, y con su boca sonriente; injuriándola con su insolente alegría.

Palabra del Dia

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