United States or Mauritius ? Vote for the TOP Country of the Week !


La lectura debía constituir el mosaico. ¡Samper mandó cuatro, disminuyendo una sílaba en cada uno!... Puede Colombia a justo título estar orgullosa de dos hombres, jóvenes aún, pero cuya reputación de sabios y profundos literatos ha salvado los mares y extendídose en la península española.

Me equivoqué, pues él no los aprovechó. Me siento orgulloso de haber soportado con un valor heroico la lectura, que fue bastante larga.

Tuvo juicio bastante para encerrar su trabajo en límites razonables, y para que con su lectura pudiera formarse una idea exacta de lo que ha sido nuestra literatura dramática.

La idea que más domina en el escritor de Paris, es la de hacer de modo que á los lectores de sus novelas se les haya de dar un par de sangrías, aún antes de concluir la tremenda lectura. Si quisiéramos citar ejemplos en comprobacion de esta verdad, necesitariamos escribir centenares de tomos, como ya dije.

Sánchez Morueta reía ruidosamente. Estás loco, Luis. Por algo tienes esa fama de original. La lectura te ha trastornado el seso. ¿A qué tanto fantasma, y dramas, é intrusos... y demonios coronados?

¡Mal lo pasaría Herrera Goya en el Santo Oficio! exclamé, al terminar la lectura del documento. No compareció, dijo Antonio. El día en que recibió este edicto, murió. ¡Cómo! ¿De qué manera? Yo creo que murió de viejo, tenía ochenta años, o del susto de hallarse en tan apurado trance; aunque te diré, puesto que todo quieres saberlo, que hay quien dice que su muerte fué trágica.

Lo diré: don Cosme viene de la calle de la Paz; allí acude todos los días a las ocho de la mañana; alarga una mano a la banasta de los periódicos: es un parroquiano a la lectura de papeles a cuarto. Hoy la Revista, mañana el Boletín... Gran noticioso.

Me encolerizaba con Fenella, porque le decía cosas verdaderamente muy duras, y en el momento en que se escapa por la ventana, detuve mi lectura para exclamar. ¡Ah, tontuela, un hombre tan delicioso! Al pronunciar estas palabras levanté los ojos, y lancé un gran grito al ver al cura de pie, delante de . Estaba cruzado de brazos y me miraba estupefacto.

Según Aixa, el libro de Abentofail enseñaba el acceso a la Suprema Visión. Sentándose en las gradas de la alcoba, comenzó la lectura. El libro estaba escrito en arábigo; pero ella vertía las frases al español, resumiendo luego, a su manera, los capítulos. Su voz temblaba. Algo sutil y sagrado se esparcía como una luz sobre toda su persona.

Sólo quedaban algunos doctores melancólicos meditando ante un libro abierto. Al ver la cabeza del gigante distraían su atención estudiosa por unos segundos; pero luego reanudaban la lectura, como si sólo hubiesen presenciado un accidente ordinario.