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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Algunas gotas de sudor le rodaban por la frente; sus luengas barbas negras y ásperas barrían como una escoba la mesa cuando bajaba hacia ella la cabeza para invitar dulcemente a Fernández a que se explicase mejor; sus ojos encarnizados rodaban por las órbitas con inquietud y ansiedad. Al fin se decidió a preguntar: ¿Y mis hijastros? Muerte dijo la mesa.
El joven me interesa, y si mi situación no me obligase a una gran reserva, tendría un gran placer en recibirle con mayor frecuencia; pero él mismo pórtase con gran discreción y no viene nunca aquí sino para hablar de negocios... Estoy encantada, señor inspector, de que haya sido usted bastante amable para aceptar mi invitación: esto me ha permitido invitar a Simón también.
Estrechó las manos de los dos y dirigió á continuación una mirada de interés á los papeles que traía Moreno. El contratista y el empleado del gobierno se veían todas las semanas para hablar de los trabajos. Insistió el italiano en invitar á Ricardo á que entrase en su casa para beber una copa.
Resultaba tan inaudito para Canterac que un simple contratista se atreviese á insultarle allí mismo, en el costoso parque inventado por él, que permaneció algunos momentos sin poder hablar. Luego, su cólera de hombre autoritario estalló con fría llamarada. ¿Con qué derecho me habla usted?... Debí abstenerme de invitar á un emigrante sin educación, que ha hecho su dinero nadie sabe cómo.
Cada cual se alejaba, después de desahogar su cólera, con la precipitación loca de la fuga, sin preocuparse de los compañeros, sin acordarse de invitar al doctor, con el egoísmo de la derrota que borra toda amistad. El infeliz barrenador, al verse solo con Aresti rompió á llorar. ¡Don Luis! ¡Don Luis!...
Pero le bastó invitar una noche á comer á este ruiseñor humano, para desprenderse de sus ilusiones. ¡Qué torrente de necedades cuando hablaba! ¡Qué feo y vulgar al despojarse de sus trajes escénicos y limpiarse los colores del rostro!... Estando en Sevilla durante la Semana Santa, sintió interés por un torero joven al que adoraba España entera.
Una mañana va a invitar a López a la correría: «No, compañero le contesta éste ; si de hecho es usted muy bárbaro.» Rosas, en efecto, los castigaba todos los días, los dejaba llenos de cardenales y contusiones.
MÁXIMO. Viene a invitar a ustedes para la inauguración del nuevo Beaterio de La Esclavitud, fundado por Virginia. Anoche me lo dijo. EVARISTA. ¡Ah! sí... ¿Pero es hoy?... EVARISTA, DON URBANO, MÁXIMO, EL MARQU
Cuando Martín está ausente de la casa o se encierra en su despacho, lo que sucede una vez o dos por semana, los dos guardan silencio, como de común acuerdo; ninguno de ellos se atrevería a invitar al otro a cantar. En cambio, tienen otras ocupaciones más interesantes, a las que sólo pueden dedicarse cuando no hay que temer la indiscreción de un tercero.
De vuelta, ya avanzada la tarde, a la calle de Raimundo Lulio, se ocuparon en disponer varias cosas para el día siguiente. Maximiliano había ido a invitar a algunos amigos, y doña Lupe salió también diciendo que volvería antes de anochecido. Quedose sola Fortunata, y se puso a hacer en su vestido de gro negro, que había de lucir en la ceremonia, ciertos arreglos de escasa importancia.
Palabra del Dia
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