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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Dos mechones se desprendieron de los demás, vibrando en el aire cual doble serpiente. Anchos galones de plata recamaban la falda color zafiro, mientras la tela del jubón desaparecía bajo cuentas y canutillos, cota de abalorio cabrilleando sin cesar como el agua intranquila. La doncella levantó el rostro con los ojos entrecerrados, quedándose inmóvil un instante.
Esos amigos ricos y gentes de mundo arrastrarán la joven señora á sus diversiones; de suerte que se sentirá agitada y llevará una vida más intranquila y antimedical que en París. Su misión es enteramente distinta. Reflexione usted lo que la digo, señora; tenga ánimo y sea prudente.
Todo se arregló, menos la conciencia de Ana que siguió intranquila. «¿Por qué había dicho que sí después de una débil resistencia? ¿A qué iba ella al baile? Por obedecer a su marido, es claro; pero ¿por qué estaba segura de que meses antes no le hubiera obedecido y ahora sí?». No lo sabía; no quería saberlo. No quería atormentarse más.
Después de visitar varias casas, saliendo de ellas con el corazón desgarrado, hallábase otra vez en el corredor, ya muy intranquila por la tardanza de su amiga, cuando sintió que le tiraban suavemente de la cachemira. Volviose y vio una niña como de cinco o seis años, lindísima, muy limpia, con una hoja de bónibus en el pelo.
La noche la pasó muy intranquila, y al día siguiente, 13 de Junio, a eso de las doce, cuando se disponía a visitar a su amiga, he aquí que se presenta esta, sobresaltada, manifestando en la expresión de su rostro que algo extraordinario le ocurría; y lo declaraban así, no sólo el descuido plástico del mismo, sino la turbación de la voz y otros síntomas espasmódicos.
Así, desde que Isidora parecía intranquila, D. José se levantaba diligente y acudía junto a ella. Las diez serían cuando Relimpio, que había descabezado un sueñecillo, despertó con sobresalto porque oyó la voz de Isidora. ¿Había alguien en la habitación? No, no había nadie. Isidora hablaba consigo misma.
«¿Perdona usted también a esa mujer de quien se suponía ofendida, y a quien usted ofendió de palabra y de obra, con o sin motivo?». Este perdón sí que era de los duros. Callose la santa observando a la diabla intranquila. Esta tenía la cabeza echada hacia atrás, moviéndola sobre la almohada con cierta inquietud, y sus miradas vagaban por el techo.
Al sentir intranquila su conciencia, adoraba a Teri mucho más que cuando podía contemplarla sin miedo frente a frente. «La quiero pensó como no la he querido nunca. La traición y la necesidad de hacerse perdonar dan un interés nuevo al amor. Son como salsas picantes que renuevan el gusto de un plato conocido...» ¡Ah, pobre Teri engañada, que tal vez no se enteraría nunca de estas infidelidades!
Otra vez me hallo en Mâcón, pero muy intranquila, porque el encono de los partidos políticos se halla en Francia muy excitado. A mi marido y a mí se nos critica porque no participamos de la cólera de nuestros correligionarios los realistas; esto, a mi entender, no es religioso ni realista; que los hombres no creo hayan sido llamados al mundo para injuriarse.
Encarga á su favorito Garcerán que le diga de su parte que desea hablarle; éste hace ver al Rey la inconveniencia de su amor; pero obligado á obedecerlo, lleva á Raquel al real palacio. La Reina, mientras tanto, está intranquila por la ausencia de su esposo, y se sienta á escribirle.
Palabra del Dia
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