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Capaz sería de dejarse ganar con tal de retenerlos. Manín, sentado a un extremo de la mesa, sin intervenir en la conversación de los oficiales, cortaba con su navaja rebanadas de pan y las comía cachazudamente formando bulto en el carrillo, remojándolas con largos tragos del Burdeos que había quedado en las botellas.

«¿Y quién es este majadero para intervenir en mis asuntos, ni para hablarme con tal insolencia? ¡Vaya una confianza que se toma el mozo!...» Cada vez más irritado, no respondí a algunas observaciones que comenzó a hacer sobre la gente que paseaba, y al cruzar otra vez a nuestro lado las monjas, me aparté bruscamente, diciendo con el acento más seco que pude hallar: Hasta luego.

Los Santos Patronos recomendados por los misioneros vinieron a substituir a los antiguos Anitos representantes de sus antepasados, que hacían intervenir en su antigua idolatría en todas las circunstancias de la vida.

A Feli le parecía el ábside un salón de baile alumbrado con luces de colores: creía que todos los muertos, con trajes vistosos, sonrientes y sin infundir miedo, iban a mostrarse para intervenir en la fiesta. Los pájaros piaban en el inmediato jardín o revoloteaban bajo las arcadas, como atraídos por la hermosa iluminación.

Poco me agrada separarme de ; pero dos consideraciones hago: que aquí te traje, no para satisfacción mía, sino por conveniencia tuya; y que en las luchas de la tierra, en la revuelta marejada de encontrados intereses, donde has de intervenir, puedes ser en alto grado útil a la santa causa de la Iglesia.

La admiración que sentía por su padre y cierta solidaridad con los ejemplares fuertes de su sexo le hicieron tener en poco estos llantos. ¡Cosas de mujeres! Su madre no sabía ser la esposa de un varón extraordinario como el capitán Ferragut. El, que era todo un hombre á pesar de sus pocos años, iba á intervenir en el asunto para poner en claro la verdad.

En este punto creyó oportuno Torquemada intervenir, con esperanza de que sus discretas razones enderezaran el torcido intellectus del desdichado joven. «Mire usted, amigo Maximiliano, yo creo que todo lo que debemos saber sobre eso, ya nos lo han enseñado. Y lo que no, más vale que no lo sepamos... porque el mucho apurar las cosas le quita a uno la fe.

Estas sensaciones internas que se desplegan en la superficie, en frio mas ó menos intenso con azulamiento limitado de los dedos de las manos, sin impresiones lineales en los miembros, se prolongan por algunas horas, rara vez por dias, hasta que el sistema circulatorio empieza á intervenir activamente.

Se quedarían después de esto tranquilos como siempre, esperando que llegase la hora de perecer en otra catástrofe. ¡Ah, si ellas llevasen pantalones! ¡Si las dejasen intervenir en los asuntos de los hombres!... Otra cosa sería. Y los albañiles contestaban con un gesto de desaliento. ¿Qué iban a hacer? No tenían armas; estaban cansados de que les pegasen a la menor protesta en la calle.

Esta vez, las señoras de la opereta, solemnemente invitadas por en nombre de los amigos, se dignaron venir... Uno tiene su prestigio y sus éxitos, amigo Fernando; no todo ha de ser para los demás. Para que no insistiese en esto último, le preguntó Ojeda si el mayordomo había tenido que intervenir, como la otra vez, para restablecer el orden.