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Actualizado: 17 de julio de 2025
Aviraneta insistió en que su pensamiento era unir a los liberales para preparar una acción común; pero esto, si no encerraba una intención distinta, era de lo más inocente que se podía ocurrir por aquellos días a hombre nacido, y Aviraneta, justo es decirlo, tenía de todo menos de espíritu puro.
Satanás podía resultar victorioso, irguiéndose á su vez con arrogancia sobre el cuerpo caído de Miguel, vencedor en otros tiempos y ahora vencido. Majestad insistió el guerrero , dejemos cuanto antes á estos importunos. El Señor abandonó su sillón.
Algo que llevaba yo bien a la vista en mi actitud, y, sobre todo, en mi cara, debió de darla a entender hacia qué lado me inclinaba en el asunto que tanto me había recomendado ella, porque no insistió en la pregunta y se despidió de mí muy afectuosa.
No lo había dicho, cuando Florentina ofreció a Marianela el jicarón con todo lo demás que en la mesa había. Resistíase a aceptar el convite; mas con tanta bondad y con tan graciosa llaneza insistió la señorita de Penáguilas, que no hubo más que decir.
Pues ello es necesario que se os ocurra, señora mía insistió el rey con un tanto de aspereza ; preciso... yo no contaba con encontrar á nadie, porque el papel que me han dejado decía... ¡Ah! ¡el papel que han dejado á vuestra majestad...! ¡Qué! ¿no os he contado...? Vuestra majestad me ha dicho... Que no sabía nada acerca de estos pasadizos, y eso es muy cierto.
Echó la culpa a Nieves. Esta protestó de que no había salido palabra alguna de sus labios. Insistió doña Paula. Lloró la bordadora. En fin, un disgusto. Pues que todo se había descubierto, nada de tapujos, y pelillos a la mar. Constituyóse en la sala de atrás, la que daba a la calle de Caborana, un taller u oficina de ropa blanca, bajo la alta dirección de doña Paula, y la inmediata de Nieves.
Su odio era una cobardía; pero insistió en él, como si en su interior se hubiese despertado otra alma, una segunda personalidad que le causaba espanto. ¡Cómo recordaba los ojos de Margarita al alejarse del herido por unos instantes!... A él no lo había mirado así nunca.
Doña Paula y Gonzalo sonrieron. Este dijo en voz baja: ¡Qué pelo tan hermoso! Ventura lo oyó, y dijo sacudiéndolo: Es postizo. Todos se echaron a reir. ¿No lo cree usted? preguntó con seriedad y acercándose. Tire usted. Verá cómo se le queda en la mano. El joven no se atrevió, y continuó sonriendo. Tire usted, tire usted insistió ella volviendo la espalda y metiéndole el pelo por la cara.
No habrá nadie hoy en el castillo, ni un solo invitado; mucho insistió sobre esto, y recuerdo su última frase, cuando estaba ahí en el umbral de la puerta: «No seremos más que cinco, vos, el señor Juan, mi hermana, mi cuñado y yo,» y agregó riendo: «¡Una verdadera comida de familia!» Diciendo esto salió corriendo. ¡Una verdadera comida de familia! ¿Sabes lo que yo creo, Juan, lo sabes?
Los cuatro franceses, Duguay-Trouin, Mont-Blanc, Scipion y Formidable, son los únicos que no han entrado en acción. Pero Gravina, Gravina, ¿qué es de Gravina? insistió mi amo. Se ha retirado en el Príncipe de Asturias; mas como se le ha dado caza, ignoro si habrá llegado a Cádiz. ¿Y el San Ildefonso? Ha sido apresado. ¿Y el Santa Ana?
Palabra del Dia
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