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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Seré siempre el primero á confesar sus bellezas inimitables, la novedad de su invención, la belleza de su estilo, la fluidez y naturalidad de su diálogo, el maravilloso artificio de su enredo, la facilidad de su desenlace, el fuego, el interés, el chiste, las sales cómicas que brillan á cada paso en ellos.

A los dramas de esa época, que se habían conservado tradicionalmente en los repertorios de los teatros, se han añadido otros muchos que habían desaparecido de ellos, y algunas de las comedias inimitables, de Tirso de Molina especialmente, se han puesto otra vez en escena con extraordinario éxito.

A la generación actual, impaciente de sensaciones fuertes y variadas, le importa poco encontrar en las producciones del espíritu esa acertada medida, esa exquisita conveniencia, en estilo tan puro y tan delicado que distinguen a los inimitables novelistas de Francia y de Inglaterra, a los Lesage y a los Fielding, a los Rousseau y a los Richardson.

Contiene colecciones preciosas de monedas, medallas, pequeños vasos y placas y armas de metal, marfil, madera, etc., la mayor parte de mucho gusto por sus incrustaciones y relieves, entre los cuales hay grupos de increible perfeccion, que admiran al que ha podido creer, alucinado por la fascinacion de la industria moderna, que la antigüedad, bajo el punto de vista artístico, no ha producido maravillas superiores y aún inimitables cuyo genio y secreto se han perdido para la civilizacion.

Los personajes de Don Lucas, fatuo instruído, ostentoso y pedante, y de su hermana, la solterona Alfonsa, vieja y presumida, son, como caricaturas burlescas, de todo punto inimitables; las escenas ridículas de la posada, en donde los diversos huéspedes, engañados por la obscuridad, se equivocan del modo más extraño al acudir á sus citas, bastan para mover á risa al más triste hipocondriaco; y el enredo ó la trama de la misma comedia, esto es, el empeño de Don Lucas en casarse con una dama joven y bella, sirviendo de juguete á ésta y á su propio sobrino, se describen con habilidad y gracia incomparables.

De un tortuoso tubo surge un disco, una umbrela blanca ó color lila y á veces color carne. Un tanto ladeada ha desprendido de misma cierto objeto que no tiene igual en el mundo vegetal: no hay ninguna que se asemeje á su hermana, siendo inimitables por la delicadeza de su aterciopelado matiz.

Como obra inspiracion, nada seduce tanto como la Adoracion de Jesus: la figura de la Virgen es de una expresion de pureza y gozo celestial insuperables; y el candor, la sencillez, la sorpresa inocente de los pastores, que atisban al niño con curiosidad infantil, son inimitables.

Alzanse como por encanto los gruesos muros, las torres que les sirven de estribos, los espaciosos machones de la gran cisterna: tiéndese sobre estos la espaciosa bóveda subterránea destinada á sostener el ameno pensil de las abluciones: elévase ya sobre cimientos de asombrosas dimensiones el cuerpo primero del alminar, de donde ha de partir cinco veces cada dia el sonoro clamoreo del aliden : no parece, en fin, sino que los genios gigantes de las montañas de Kaf hacen rodar hácia el Guadalquivir desde las canteras de la selvosa sierra de Córdoba los poderosos sillares cortados, y que las encantadas péris del Eufrates, jugueteando en las túmidas ondas del gran rio y sus cañaverales, dirigen en las nocturnas horas al son de las inefables armonías asirias la obra de los jines propicios que Azazil envía como invisibles auxiliares al creyente fundador. ¿Quién, en efecto, sino ellas puede inspirar á los ingeniosos artífices levantinos empleados en la decoracion de ese monumento, los inimitables y bellísimos adornos que traza su mano sin fatiga, y como trasladando á los planos de estuco y de mosáico los contornos de las flores y vástagos del jardin del Paraiso?

Mas no ganaron mucho en esta feria, Porque es discreto el vulgo de la corte, Aunque le toca la comun miseria. De llano no le deis, dadle de corte, Estancias Polifemas, al poeta Que no os tuviere por su guia y norte. Inimitables sois, y á la discreta Gala que descubris en lo escondido, Toda elegancia puede estar sugeta.

Un hombre con alma de artista ha pasado muchos años tallando esas maderas, el tiempo cariñoso ha venido a contemplar su obra, comunicándoles el tinte opaco y lustroso, el aspecto de vetusto que las hace inimitables... ¡para que un cura imbécil y colorista arroje sobre ellas un tarro de añil diluido, encontrado en un rincón de la sacristía!

Palabra del Dia

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