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Actualizado: 14 de junio de 2025
El niño parecía conmovido, como pueden estar los ángeles a la vista de las miserias humanas; movió tristemente la cabecita, cruzó las manos y prosiguió con la expresión de un querubín que mira a la tierra: Ellos, ¡ingratos!, de pesarte llenan... ¿Seré yo también sordo a tu gemir? ¡No! Yo no quiero frutos que envenenan, No quiero goces que a mi Madre apenan, ¡No quiero ser así!
Domingo. «En 31 de octubre de 1510 el cabildo de esta santa iglesia celebró capítulo espresando que despues de muchas honras, así espirituales como temporales que habia hecho á los priores y religiosos del convento de S. Pablo, ingratos y desconocidos á dichos beneficios, habian tenido atrevimiento de procurar con todas sus fuerzas en los tiempos pasados y presentes algunas ofensas en menosprecio de dicho cabildo y su prelado sin tener para ello razon ni justicia; y especialmente contra el Illmo.
Necio sería, sin embargo, que adormecidos por la embriaguez del triunfo, olvidáramos los peligros pasados y no adoptásemos previsoras medidas para lo porvenir. El movimiento estenocista nos ha probado, en primer término, que los negros, á los que tantas consideraciones hemos guardado, son bastante ingratos para combatirnos con las armas en la mano y poner en peligro las instituciones nacionales.
Sí, sí, porque los hombres son todos muy ingratos y cuanto más se les quiere es peor... ¿Piensa V. que yo no lo sé?... Me ha tenido V. al balcón todas estas tardes esperándole; ¡pero que si quieres!... Por la noche detrás de los cristales, le veía pasar, muy serio, muy serio, sin mirar siquiera hacia mi casa... Yo decía, ¿estará enfadado conmigo? ¿Por qué se habrá enfado? ¿Será porque he cerrado el balcón a las tres menos cuarto?
La patria, señor inglés, es la madre común, que lo mismo cría y agasaja al hijo deforme y feo que al hermoso y robusto. Olvidarla es de ingratos; pero menospreciarla en público indica sentimientos quizás peores que la ingratitud. Esos sentimientos, peores que la ingratitud, los tengo yo, según usted dijo el inglés.
Amante de las letras, había comenzado a cultivarlas, descuidando por ellas en un principio, los estudios legales como inútiles e ingratos, y llegando hasta a alimentar una especie de rencor hacia su familia, que lo exhortaba a seguirlos.
Sí, sí, porque los hombres son todos muy ingratos y cuanto más se les quiere es peor... ¿Piensa V. que yo no lo sé?... Me ha tenido V. al balcón todas estas tardes esperándole; ¡pero que si quieres!... Por la noche detrás de los cristales, le veía pasar, muy serio, muy serio, sin mirar siquiera hacia mi casa... Yo decía, ¿estará enfadado conmigo? ¿Por qué se habrá enfadado? ¿Será porque he cerrado el balcón a las tres menos cuarto?
Sí, Amaury; pero no hablemos ya de eso repuso sonriéndose el doctor. Te perdono tu disimulo si tú me perdonas a mí mi mal humor. Quedamos así en paz, ¿no te parece? Pensemos desde hoy solo en amarnos, ¡ingratos! Así lo exige mi condición de tirano implacable y desnaturalizado. A tal punto habían llegado las cosas que únicamente faltaba fijar la época, en que había de celebrarse la boda.
Perfidos, desleales, fementidos, Crueles, revoltosos y tiranos, Ingratos, codiciosos, mal nacidos, Pertinaces, feroces y villanos, Adulteros, infames, conocidos Por de industriosas, mas cobardes manos, Qué gloria alcanzareis en darnos muerte Teniendonos atados desta suerte?
El señor cura se dirigió entonces a unos parientes míos, los cuales se negaron a recogerme... «No queremos niños»; le contestaron «no queremos huérfanos; son ingratos, tarde o temprano dan el pago». Me han contado que cuando el santo anciano recibió la carta de mis parientes, exclamó: «¡Corazones de piedra! ¡Dios los perdone? ¿El trajo esta niña a mi casa?
Palabra del Dia
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