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Actualizado: 19 de junio de 2025
Si las provincias de Cuyo y Córdoba no concurren con una expedicion formal á tan interesante plan, el estado argentino no debe desistir de su empresa á la dilatacion de su campaña, cuya riqueza no es fácil calcular: en consecuencia, despues de haber establecido la primera línea de frontera hasta Chascomus y el Cabo de San Andres, pasará al quinto año á establecer la segunda, fundando una buena guardia en Melinquè: luego se dirigirá á la Laguna de Salinas, cubriendo el frente del NO á la distancia de 80 leguas con las demas guardias, inclusa la del Monte, debiendo situarse la de Lujan como que quede en la misma línea de Salinas.
Pero si era efectivamente de la Inclusa y los que tenía por padres no lo eran, ¿por qué la amaban más aún que á los dos niños? No, no podía ser. Todo era una calumnia. Las chicas del pueblo la envidiaban porque sus padres la regalaban y la vestían mejor que á ellas.
Toda la Inclusa era nuestra, y en tiempo leitoral, ni Dios nos tosía, ni Dios, ¡hostia!... ¡Aquél sí, aquél sí!... A cuenta que me cogía del brazo y nos entrábamos en un café, o en la taberna a tomar una angelita... porque era muy llano y más liberal que la Virgen Santísima. ¿Pero estos de ahora?... es la que dice; ni liberales ni repoblicanos, ni na.
Y en esto concluyó Isabel Mazacán su aparte con el marqués de Butrón, y disculpándose con Currita de no acompañarla a la visita de la Inclusa, por habérsele ya hecho tarde, se marchó al parecer algún tanto disgustada. Currita decidió entonces volverse a su casa, y el marqués de Butrón se despidió también en el acto. ¿Tiene usted coche, Butrón? preguntó ella al diplomático.
Las funciones de los sentidos, inclusa la audicion, no dan indicios de alteracion alguna, y los mismos órganos no ofrecen mas que los fenómenos comunes á las membranas mucosas, como prurito en los ojos, punzadas y tirones en los oidos; y tambien debemos indicar la tumefaccion de algunas glándulas submaxilares, con punzadas vivas, la hinchazon del labio superior, ó una tumefaccion del mismo, con ardor, rubicundez y dolor.
Van a provocarla el parto: tal vez esto la salve. Al día siguiente fue Nogueras quien, al verle, le habló el primero. Eres padre: arriba te guardan un niño las monjas. Su salud es buena y la madre no ha salido mal del parto. Si no quieres que esa segunda edición de tu persona vaya a la Inclusa, recoge pronto al pequeño. Maltrana no experimentó ninguna emoción.
Este Maldonado, muchacho de buena familia, no enteramente desprovisto de bienes de fortuna y elegido recientemente concejal por la Inclusa, dirigía desde hace algún tiempo sus obsequios a la niña de Calderón. Era un matrimonio bastante proporcionado, al decir de los amigos.
Y al propio tiempo repartía periódicamente cuantiosas limosnas entre la gente pobre de los distritos de la Inclusa y Hospital; vestía muchos niños, daba ropa a los viejos, medicinas a los enfermos, alimentos y socorros diversos a todos. Para no suspender estos auxilios y seguir sosteniendo el asilo era forzoso buscar nuevos recursos. ¿Dónde y cómo?
Todo aquello no era más que envidia, cuentos y chismes que debía despreciar. Y en último resultado, aunque fuese, verdad ¿por qué se apuraba tanto? Lo de la Inclusa no tenía visos de ser cierto por ningún lado que se mirase. El tío Goro y la tía Felicia, siendo jóvenes y esperando todavía familia, no estaban necesitados en aquélla época á sacar de la Inclusa una niña para adoptarla.
Poco faltó: lo dejé, porque como tengo seis o siete huéspedes jóvenes, y ella es tan guapa, me dije: se va a armar aquí una que ni la Inclusa en diciembre. ¿Por qué dices eso? Porque nueve meses después del Carnaval es cuando llevan más chicos. ¿De modo que no os arreglasteis? Además, naturalmente, siendo bonita, tendrá sus aventuras. Quiá, no señor. ¡Si vive allí que parece una monja!
Palabra del Dia
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