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Van a comprobar no qué experimento de química, invención de Frígilis, según él. Dios les haga felices y les conserve los pies secos. Hoy me siento inclinada a la historia, a los recuerdos. No los temo. Poco más de cinco semanas han pasado y ya me parece de la historia antigua todo aquello.

Verdad es que las mujeres son raras: quién sabe si en el fondo de su alma no se siente inclinada ya a querer a mi padre y a casarse con él, si bien, atendiendo a aquello de que lo que mucho vale mucho cuesta, se propone, páseme Vd. la palabra, molerle antes con sus desdenes, tenerle sujeto a su servidumbre, poner a prueba la constancia de su afecto y acabar por darle el plácido . ¡Allá veremos!

¿Por qué vuelve usted sobro ese asunto, puesto que no le fué favorable? Conozco á usted ya lo bastante para creer que lo hace por algo. ¿Hay alguna novedad sobre Freneuse? ¿Acaso ha adquirido usted la prueba de su inocencia? Tragomer siguió andando, con la cabeza inclinada y sin mirar á la joven.

Adjunto le envío algunos datos sobre su herencia, que desgraciadamente no es...» Suspendió Elena tal lectura para mirar á su marido con ojos interrogantes; pero éste tenía la cabeza inclinada, como anonadado por la noticia.

Cuando llegó a su casa y Visanteta le abrió la puerta, no pudo contener un gesto de asombro al ver que el salón estaba iluminado. Entró. Allí estaban su familia y la del señor Cuadros, pero todos silenciosos, ceñudos, con la cabeza inclinada, como si en la vecina alcoba hubiese un muerto al que velaban.

Habíamos entrado en la PROVINCIA DE SALAMANCA. Allí comienza ya á rizarse el terreno. Cantalapiedra ocupa una meseta inclinada, donde hubo también antiguamente cierto castillo casi inexpugnable. En el siglo XV los Portugueses se apoderaron de él y defendieron largo tiempo, al amparo de sus muros, las pretensiones de la Beltraneja.

Cuando Zeli entró, Kernok, con la cabeza inclinada hacia atrás, y la pistola aún en la mano, reía del espanto de Melia, que, pálida y trémula, se había refugiado en un rincón de la cámara. ¡Y bien! Zeli dijo el pirata ; ¡y bien! mi viejo lobo de mar, ¿tus señoritas se divierten por allá arriba? Le respondo de ello, mi capitán; pero esas damas esperan la sorpresa.

Con las riendas sueltas, la cabeza inclinada y la mirada pensativa, ambos se callaban escuchando en el fondo de mismos el eco encantador de las palabras ya dichas y viendo pasar ante sus ojos medio cerrados los menores incidentes de aquel día inolvidable pronto a rodar al abismo del pasado.

El joven Belinchón, con la preciosa cabeza inclinada hacia atrás, esperó radiante de majestad que se le despojase de la sombra negra que manchaba sus mejillas. Tenía los ojos cerrados blandamente para mejor percibir los vagos y poéticos pensamientos que cruzaban por su cerebro. Siempre que volvía de la cuadra traía la cabeza repleta de ideas.

»Detrás de la cortina, que para interceptar el aire de la noche, había sido corrida ante la ventana que da al jardín, abierta a la sazón, veía yo la sombra de sus dos cabezas, inclinada y muy juntas. »Como si temieran ser oídos, hablaban en voz baja.