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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Y familiarizado con los extraños rumores que aquella noche poblaban la isla y que llegaban de nuevo hasta él como bocanadas de lejano incendio, se lanzó en una carrera loca de trinos, cual si se sintiera espoleado por la voluptuosidad de la noche y fuese a reventar de fatiga, cayendo del árbol su envoltura de pluma como un saco vacío después de haber derramado su tesoro de notas.

Me pongo en marcha entre el tumulto. Del lado del bosque, el cielo está cubierto de miriadas de luces de colores, cohetes, bombas que estallan en las alturas y caen en lluvias chispeantes, violetas, rojizas, azules, blancas, anaranjadas. Al frente, en el extremo, sobre la multitud que culebrea en la Avenida, la plaza de la Concordia parece un incendio.

Apenas se había empleado la piedra para construirle, sino la madera, tan abundante en la selva que en torno se extendía. Allí era fácil de conseguir el incendio, y el incendio era el medio más seguro de vencer sin sacrificar muchas vidas.

En las blancas paredes de las casas, las luces de los cirios y las puertas iluminadas de las tabernas trazaban un reflejo temblón de sombras y resplandores de incendio.

Su rebaño no bien aclimatado, Fué por ardiente fuego devorado: Al resplandor de rojas llamaradas Se alzan las vacas, y huyen espantadas, Y el toro mujidor, despavorido, Huye y deja al ternero desvalido. Pero la oveja del incendio al brillo, No abandona á su débil corderillo, Y en el círculo ardiente y chispeante Busca á sus compañeras anhelante!

Es verdad que Escipión era un guerrero que hizo matar y mató muchos hombres honrados que defendían su patria contra la invasora Roma y saqueó é incendió muchas ciudades; pero á pesar de sus crímenes, que son los de todos los enemigos del hombre, no era un conquistador vulgar, puesto que en vez de exhibirse orgullosamente en actitud majestuosa entre sus conciudadanos, no se creía rebajado divirtiéndose como un niño de aldea, y se entretenía arrojando pedazos de madera al agua y lanzando piedras llanas sobre la superficie para verlas resbalar y saltar por encima del arroyo.

Las fiestas de noche que allí se dan en medio del incendio de luces con que brillan, semejan un cuento de hadas: sus orquestas y teatros, entre los que ocupa el primer lugar el llamado de las flores, por serlo así en realidad: sus canales y puentes, sus montañitas y cascadas, le convierten en un jardin encantador.

Y tranquilamente como un matrimonio que discute en la calma placentera del hogar los detalles de la vida material, pasaban revista de los objetos necesarios para el viaje. Rafael no tenía nada. Había huido como quien escapa de un incendio, con el traje que primero encontró al saltar de la cama. Necesitaba muchas cosas indispensables y pensaba salir a comprarlas: asunto de un momento.

Era quizás el único filipino que podía impunemente ir á pié con chistera y levita así como su amigo era el primer español que se reía del prestigio de la raza. El francés me ha gratificado muy bien, decía sonriendo y enseñando sus pintorescas encías que parecían una calle despues de un incendio; ¡he tenido buena mano en pegar los carteles! Camaroncocido volvió á encogerse de hombros.

El sol, en el ocaso, iluminaba el suelo, más allá de los cobertizos; pero los ojos, deslumbrados por este resplandor de incendio, lo veían todo negro, como si hubiese llegado la noche. El acero líquido caía en moldes de forma cónica.

Palabra del Dia

hociquea

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