Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de octubre de 2025
Al empuje de algunos hombres forzudos se levantó la compuerta, a pesar de la tierra y las hierbas que la cubrían y ocultaban, y se dejó ver el cielo sin luna y sólo débilmente iluminado por el pálido fulgor de las estrellas que a trechos entre obscuras nubes lucían.
Cuando se abrió la puerta del aposento de doña Clara, Dorotea, al reflejo de una luz que tenía en la mano una mujer, vió que aquella mujer era doña Clara y que la acompañaba un hombre. Vió que aquel hombre era don Juan Téllez Girón. Vió que doña Clara estaba negligentemente vestida, pálida, y con la palidez más hermosa, y el semblante iluminado por una ardiente expresión de felicidad.
Sobre el fondo rojo de este cuadro se recortaba el bello perfil de Luisa, con la falda recogida para moverse fácilmente, el rostro iluminado con los más vivos colores y el talle ajustado por un corpiño rojo que dejaba al descubierto sus redondos hombros y su esbelto cuello.
Ambos caballeros se despojaron de las largas capas y de los sombreros de ala plana. El cronista se finge el rostro pálido, demacrado de Espronceda, con los ojos ardiendo en la fiebre de su constante delirio sensual, iluminado por la luna. Tal vez llevara dentro su cerebro un rayo lunático y visionario, quien pasó por la tierra enamorado líricamente de la pálida Prometida.
Ni las duchas, ni el aire, ni el ejercicio de los músculos podían nada contra su dolor. Y otra vez, en el terrado de la Casa de Salud, había pasado por delante de ella, más de cerca, y por mucho que ese encuentro hubiera sido tan rápido como el primero, había tenido tiempo de notar que su extenuada belleza se había reanimado e iluminado de improviso. ¿Qué decía esa mirada?...
Parte de la gente los siguió y parte se quedó en la iglesia. Cerca de la puerta de ésta se hallaba la del convento por donde penetraron, internándose en un largo y sombrío claustro, iluminado a trechos por alguna viva raya de sol, que las molduras de los arcos dejaban pasar.
Ramiro, entonces, iluminado por una centella de instinto, dio dos grandes pasos hacia adelante, para dejar aprisionada en el cuero la hoja del adversario; y tomando su propia espada, como quien alza un puñal, clavósela de golpe en medio del pecho. Luego se la hundió ferozmente, a través del justillo, toda entera, toda, toda, hasta los gavilanes. Gonzalo exclamó: ¡Esto es hecho!
Este hombre me quiere matar y hace todas estas comedias para vengarse en mí y asesinarme a lo bóbilis bóbilis...». El iluminado fue hacia su mujer, cogiéndola por un brazo.
Cuando estuvo abajo, en el corredor, iluminado en plena tarde como un pasillo subterráneo, experimentó la inquietud del que cree percibir a sus espaldas unos pasos invisibles. No había nadie en esta calle profunda del buque, envuelta a todas horas en densa penumbra. Adivinábase que todos los camarotes estaban desiertos.
Aquí, señora. Dádmela. No veo... no veo dónde está, señora. La abadesa se levantó y pidió una luz, que fué traída al momento. Entre el fondo iluminado de la parte interior del locutorio y la reja, había quedado de pie, escueta, inmóvil, la negra figura de la abadesa, semejante á un fantasma siniestro. No se la veía el rostro á causa de su posición, que la envolvía por delante en una sombra densa.
Palabra del Dia
Otros Mirando