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Actualizado: 7 de junio de 2025
El nombre de don Antonio Cuadros estaba en todas las bocas. Había huido el día anterior, con el convencimiento de que no podía pagar sus deudas, avergonzado sin duda de su ruina. Unos decían que había salido en el expreso para Francia; otros que estaría en Barcelona o en Cádiz, esperando ocasión para embarcarse en algún trasatlántico.
Precisamente uno de los méritos más señalados que para mí tiene Pereda, consiste en haber huído de esa búsqueda malsana. Por eso, sin duda, le han llamado algunos naturalista de la naturaleza. Y tienen razón, si esto se entiende como en oposición a naturalista de escuela.
Bien, bien dijo doña Clara, consultando el papel en que había escrito : Dorotea vive en la calle Ancha de San Bernardo; está enlazada, no se sabe cómo, con el bufón del rey; es manceba secreta de don Rodrigo Calderón, y pública del duque de Lerma. Gabriel Cornejo es usurero, galeote huído y brujo; ¿dónde vive ese hombre? Tiene una ropavejería en el Rastro.
15 Entonces los hijos de Amón, viendo que los Sirios habían huido, huyeron también ellos delante de Abisai su hermano, y se entraron en la ciudad. Y Joab se volvió a Jerusalén. 17 Y cuando el aviso fue dado a David, juntó a todo Israel, y pasando el Jordán vino a ellos, y ordenó contra ellos su ejército.
»Pero cuando su pena llegó al límite, encontró compasión y entregó su alma envenenada por una cruel preocupación. Pueda como él, todo perjuro a su juramento, sufrir de su cobarde impostura el castigo.» Acordándome de esta balada, he comenzado a repetir esta imprecación en voz alta y acento tan colérico, que he huido, lleno de terror, temeroso de que el cielo me oyese. 8 de septiembre.
No la echó de menos ni se arrepintió de haberla huido; pero la recordaba porque las otras mujeres se la traían a la memoria sugiriéndole involuntarias comparaciones de que siempre salía victoriosa.
Entonces, con sorpresa de todos, vieron que el barón de Morel no sólo no había huido sino que se dirigía en derechura al oso con tranquilo paso, llevando en la mano el rojo pañuelo de seda que en ella tenía cuando hablaba con Simón y sus amigos. El oso llegó hasta él, dió un sordo gruñido, y alzándose sobre las patas traseras, levantó la poderosa zarpa.
Luego de salir de la Universidad, la joven había desaparecido, con gran espanto de Foster, que creyó en un secuestro ó un asesinato. Transcurrieron dos meses, y antes de que la policía hubiese averiguado su paradero, se presentó Mina tranquilamente en el despacho de su tutor. Quería conocer la vida de cerca, tal como es, y para esto había huído á Chicago, viviendo como una obrera.
Debajo del árbol, en la tierra y sobre la hierba húmeda, se veían algunas gotas de sangre, pero Martín había huído. No tenga usted cuidado, señorita le dijo a Catalina una de las criadas . Martín ha podido escapar. La señora de Ohando, que se enteró de lo ocurrido por su hijo, llamó en su auxilio al cura don Félix para que le aconsejara.
La señora se había puesto de pie, pálida como un cirio... y si sus piernas la hubieran obedecido, habría huído de aquella casa, donde nada tenía ya que hacer, puesto que su intención era otra bien distinta de la que la santita le prestaba: repugnábale pasar por más generosa de lo que, humanamente, se creía capaz... Y se oyó la vocecita fresca: ¡Es la tía Silda, mamá, es la tía Silda!
Palabra del Dia
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