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Actualizado: 23 de junio de 2025
Hizole una profunda reverencia. La situación era tan extraña, que Clementina, a pesar de su orgullo, su experiencia, su desenfado, y hasta bien puede decirse su desgarro, se encontró repentinamente cohibida. Tuvo necesidad de hacer un esfuerzo para adquirir brío. Aquí me tiene usted le dijo en tono agrio que resultó inoportuno y descortés.
Cristeta cogió al niño, hízole fiestas y, mirando a la sobrina, preguntó: ¿Cómo te llamas? Julia, para servir a Dios y a ustéz. Bueno, pues tú y yo hablaremos despacio. ¿Harás todo lo que te mande? Ya lo verá ustéz; todo.
Además hízole presente de dos millones de pesos, para que uno lo distribuyese entre los generales y demás clases de ejército, reservándose el otro para si, lo cual rehusó dignamente; y al mismo tiempo distinguió al general Sucre con el título de mariscal de Ayacucho.
No quisiera entrar el labrador; pero hízole fuerza el portugués. Agachó, pues, la cabeza, y hallose de escalón en escalón en una sala grande como un reino, si se tiene presente que allí los reinos son como salas. Hallábase la tal sala alhajada a la espartana, porque estaba desnuda: en torno yacían los señores de la Junta sentados, pero mal sentados, sea dicho en honor de la verdad.
A la siguiente mañana, no repitió Mariano sus exigencias de la noche de Navidad. Estaba de buen humor, alegre, saltón, inquieto y condescendiente. Gozosa también Isidora de verle sin las siniestras genialidades de la pasada noche, hízole mil caricias, le vistió, le arregló, púsole una elegante corbata, que ha días tenía para él, le peinó, sacándole raya, y cuando estuvo, a su parecer, bastante acicalado y compuesto, llevole delante del espejo para que se viera, y le dijo: «Ahora sí que estás hecho una persona decente».
Hízole, pues, la pregunta que ingenuamente se le salía siempre de los labios cuando se encontraba delante de una casada: «¿Tiene usted niños?». No señora replicó la de Rubín con alguna sequedad. Yo tampoco.
Y estando ansí el bulto, llegó Inca Yupanqui á do el bulto estaba, el cual iba descalzo, y como llegase á él, hízole sus mochas y gran reverencia, mostrándole gran respeto; é ansí, tomó el bulto del ídolo en sus manos y llevólo á do era la casa y lugar do él habia de estar; en la cual casa estaba hecho un escaño, hecho de madera y muy bien cubierto de unas plumas de pájaros tornasoles de diversas maneras y colores, de las cuales y con las cuales era muy vistosamente labrado; en el cual escaño puso Inca Yupanqui el bulto del ídolo.
Era un sobre, manchado por el transcurso del tiempo, sin rótulo de ninguna especie. Repentino y formidable estrépito hízole volver el rostro amedrentado, y vió que la tapa del cofre había caido en su sitio, cerrándolo de nuevo. Volvió al lado del hogar, para leer el contenido del sobre: pero sus manos estaban de tal manera temblorosas, que no pudo verificarlo.
Buscando el modo de triunfar de la obstinación de Isabel, Fernando quiso ir a Madrid en busca de Carlos y del cardenal Bibbiena, en la seguridad de que sólo ellos podrían vencerla. Tenía ya Fernando decidida su marcha, cuando tropezó con un nuevo obstáculo que hacía inútil su viaje. El duque de Carvajal, su padre, hízole saber su resolución de no consentir su matrimonio con Isabel.
Hízole entrar en la sala, y estrechando sus manos con fuerza, descompuesta, loca, prorrumpió en esta pregunta: ¿Qué has hecho, hijo mío, qué has hecho? Quilito, pálido, no comprendía.
Palabra del Dia
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