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Actualizado: 28 de junio de 2025
Hay algunos de estos asaltantes que combinan sus golpes con habilidad, pero son raros. El sargento Gómez me refirió a este respecto una hazaña del pardo Vilaró, llamado vulgarmente "el de los pavos", para distinguirlo de un tocayo que se llamaba "el de los mates", que es un caso típico de asaltante, metido a ejercer de escrucho a la alta escuela.
Poco después llega la noticia de la prisión del Rey; promuévese grande alboroto entre los grandes, hasta que Sancho aparece con el Monarca; todos celebran su hazaña, y no sólo es recompensado por Alfonso con ricas posesiones, sino que lo reconoce como á hermano. El casamiento de Sancho con Elvira termina al fin las antiguas querellas entre las dos casas de Bivar y de Benavides.
Y es de saber que, llegando a este paso, el autor de esta verdadera historia exclama y dice: ¡Oh fuerte y, sobre todo encarecimiento, animoso don Quijote de la Mancha, espejo donde se pueden mirar todos los valientes del mundo, segundo y nuevo don Manuel de León, que fue gloria y honra de los españoles caballeros! ¿Con qué palabras contaré esta tan espantosa hazaña, o con qué razones la haré creíble a los siglos venideros, o qué alabanzas habrá que no te convengan y cuadren, aunque sean hipérboles sobre todos los hipérboles?
1160 Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque, si entre ellos pelean, los devoran los de ajuera. 1161 Respeten a los ancianos: el burlarlos no es hazaña; si andan entre gente estraña deben ser muy precavidos, pues por igual es tenido quien con malos se acompaña.
Tengan miramiento, hombre, tengan miramiento... murmuraba el arcipreste difícilmente, extendiendo las manos como para calmar los ánimos irritados. Barbacana no se opuso a la hazaña; al contrario, pasó a otra estancia y volvió con un haz de junquillos, palos y bastones.
La noche que siguió a mi hazaña ecuestre, Pepita me recibió entusiasmada, e hizo lo que nunca había querido ni se había atrevido a hacer conmigo: me alargó la mano. No crea Vd. que no recordé lo que recomiendan tantos y tantos moralistas y ascetas; pero, allá en mi mente, pensé que exageraban el peligro.
La mujer lo tiene tonto, y en esto la ayuda el tunantuelo de Urquiola. ¿No sabes la última hazaña de ese pillín?... No la sabrás: todo Bilbao habla de ella, pero á las minas no llegan estas cosas. Y relató á Aresti un suceso digno de la sección de tribunales de un periódico.
Los dos maridos, vista la hazaña, Y el peligro presente de sus vidas, Metidos en furor y cruda saña, Con voces y palabras doloridas. Que cese, piden ambos, la maraña: Por los padrinos fueron despartidas, Y dándoles del vino y del brevage, Cesó la diferencia y el corage.
A tiempo llegué á verle, que el furioso Teogenes, valiente Numantino, De fenecer su vida deseoso, Maldiciendo su corto amargo signo, En medio se arrojaba de la llama Lleno de temerario desatino. Y al arrojarse, dixo: ó clara fama, Ocupa aqui tus lenguas y tus ojos En esta hazaña que á cantar te llama!
Andresito vio cómo se alejaban los dos viejos, mostrando una nueva cara por el revés chamuscado de su pantalón, riendo su postrera hazaña, dándose besos y abrazos para afirmar la fraternidad del cafetín y hablando a gritos para que quedase bien sentado que la «casa grande» era una cueva de ladrones, y ellos, desengañados, se retiraban a la vida privada.
Palabra del Dia
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