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Actualizado: 14 de julio de 2025
No, tu sinceridad no te permite negarlo. ¡Ah! ¡Si se pudiese querer o no, a voluntad! pero harto te dice la conciencia que, hagas lo que hagas, yo estaré contigo siempre... siempre. Mira: por lo mismo que te horroriza... por lo mismo sucederá.
Harto merece ser traducido todo lo que él dice de los jesuítas y de su fundador; pero, á fin de no ser prolijo, me limitaré á traducir algunos trozos. «Ignacio de Loyola en la gran reacción católica tuvo la misma parte que Lutero en el gran movimiento del protestantismo.
Estos locos, enemigos de lo existente, deben haber gozado mucho ayer viendo á un hombre con pantalones, y los hombres prudentes y virtuosos de nuestras familias se habrán escandalizado con harto motivo al contemplar á uno de su sexo sin la túnica y sin los velos que corresponden á una matrona virtuosa.
Sin poderme contener, viendo el entusiasmo de los dos marinos, comencé a dar vueltas por la habitación, pues la confianza con que por mi amo era tratado me autorizaba a ello; remedé con la cabeza y los brazos la disposición de una nave que ciñe el viento, y al mismo tiempo profería, ahuecando la voz, los retumbantes monosílabos que más se parecen al ruido de un cañonazo, tales como ¡bum, bum, bum!... Mi respetable amo, el mutilado marinero, tan niños como yo en aquella ocasión, no pararon mientes en lo que yo hacía, pues harto les embargaban sus propios pensamientos.
El hecho era grave, y aquel despilfarro rompería de un modo harto brusco las tradiciones de la familia. Mas ¡era tan hermosa la manteleta...! Los parisienses la habían hecho para ella... Se determinaba, ¿sí o no? Se determinó, sí, y para explicar la posesión de tan soberbia gala, tuvo que apelar al recursillo, un tanto gastado ya, de la munificencia de Su Majestad. Aquí de las casualidades.
Aún queda bastante que hacer en este punto de la crítica, y es harto difícil ponerse en el medio razonable para no desdeñar demasiado ni encomiar tampoco sin medida lo que no lo merece. El segundo escollo es el más peligroso de los dos.
Alborotóse el tío Frasquito, juzgando que le salían los tres sellos harto caros, y vencido al fin por las razones, vaticinios y amenazas de Jacobo, aprontó el dinero que le estafaban y despidió al compadre haciendo pucheros. Acrecentáronse sus temores al verse solo, sintióse malo y se metió en la cama, dando orden rigurosa de no recibir a nadie.
Haced lo que os plazca le dijo; pero cuidad que vuestra inadvertida juventud no os enderece por donde tal vez no queréis caminar. Don Diego será, como decís, harto infanzón, aun que de cepa gabacha y no española, sea dicho de paso; pero lo cierto es que ha sido agora traidor y aleve con su Rey.
Como quiera que fuese, don Paco tenía estampada en las telas del juicio la imagen de Juanita, y cada vez le parecía más hermosa y más deseable. Harto bien notaba que ni su madre ni ella habían tratado jamás de medrar a su costa de un modo pecaminoso e ilegítimo. La madre acaso le deseaba para yerno.
Empujó las hojas y hallose en una gran pieza lóbrega a la sazón, que no era sino el comedor, y por tener cubiertos los muros de una imitación del antiguo cuero cordobés, parecía harto más sombría, ayudando a ello los altos aparadores de roble esculpido, y sitiales de lo mismo.
Palabra del Dia
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