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Actualizado: 14 de julio de 2025


Desde que había vuelto de Málaga, su padre no le veía una sola vez que no le recomendase la prudencia. Debía callar; al fin, ellos comían el pan de los Dupont, y no era noble el unirse con los desesperados, aunque éstos se quejasen con harto motivo. Además, para el señor Fermín, todas las aspiraciones humanas se resumían en don Fernando Salvatierra, y éste se hallaba ausente.

Por lo demás, harto conocidas suelen ser de los que se han ido, no pocos de los cuales, cabe en los límites de lo verosímil, y a veces de lo probable, que les deban el dinero con que se fueron, o el calzado o la vestidura con que se engalanarán en los baños. Tranquilicémonos, no obstante, y no compadezcamos a las personas no conocidas que fiaron o prestaron.

Desengáñese el señor Cuervo: si en el día y hasta el día hemos sido y somos poco ingeniosos, provechosos y gustosos, lo seguiremos siendo, aunque se repita el milagro de la Torre de Babel entre nosotros. Este milagro, por otra parte, es harto difícil de hacer.

Acercábase á la mitad de su curso el turbulento siglo décimocuarto, y casi nada se habia labrado de nuevo en la catedral . Las disensiones civiles ocasionadas por las competencias sobre el gobierno del reino durante la menor edad de D. Alonso XI, las correrías de Ozmin por el reino de Córdoba, las talas hechas en el mismo por el rey de Granada, las pérdidas de varios pueblos y castillos, los crueles escarmientos ejecutados por el monarca adolescente en los parciales de D. Juan Manuel, eran causas harto poderosas para que muriesen de inanicion las artes en la antigua corte de los califas.

El cofre lo dirá; abrámosle: así como así iban á abrirle á la fuerza: vos sois á quien lo que este cofre contiene interesa más, y aunque todavía no habéis cumplido los veinte y cinco años, no importa: no callo más, no puedo ya con este secreto, harto tengo con lo mío... pero es el caso que yo no tengo la llave. Lo romperemos.

En tanto el lánguido Frasquito y la esmirriada Obdulia platicaban gozosos de cosas gratas, harto distantes de la triste realidad.

Montiño siguió á la Dorotea, y el alférez, harto pensativo por lo que había mostrado de Juan Montiño, salió del vestuario. DE CÓMO HIZO SUS PRUEBAS DE VALIENTE ENTRE LA GENTE BRAVA, JUAN MONTI

Vio después a San Lázaro, hospital de leprosos, y el inmenso y soberbio hospital de las Cinco Llagas del Señor, llamado vulgarmente Hospital de la Sangre, obra magnífica de los Enríquez de Rivera, en que han consumido millones y cuyo patronato ha reservado la caridad y el celo público del fundador, harto más grandes que su grande obra, a aquel que la concluya.

Harto estoy ya de oir decir que el porvenir del mundo es de la raza anglo-sajona, la cual en América da clara muestra de que entiende de todo, de que vale para todo y de que sabe gobernarse, mientras que la raza española, ibérica, latina ó como nos convenga llamarla, ofrece muy triste espectaculo, y da, por todo el Nuevo Mundo, y claro está también que por el antiguo, lastimoso testimonio de su incapacidad y desgobierno.

¡Una república!... Esas son cosas de Venecia y locuras de la nobleza de Polonia... ¡República en Francia!... ¿Negarás, «cochon du diable», que en Francia reina el muy grande y generoso rey «François I»? Y sacando su espada como de costumbre cuando se enfadaba, lo que ocurría muchas veces en medio de sus bromas, agregó con ademán harto amenazador: ¡Contesta, villano de España, si no quieres que manche mi acero en cortar tu lengua de perro!

Palabra del Dia

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