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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Afanosos para imitar las grandes cosas de los hombres, los chicos hacíamos también nuestras escuadras, con, rudamente talladas, a que poníamos velas de papel o trapo, marinándolas con mucha decisión y seriedad en cualquier charco de Puntales o la Caleta.

Tal era nuestro furor bélico en aquella fácil victoria, que D. Diego, Marijuán y yo, no encontrando a derecha e izquierda francés alguno, hacíamos grande estrago con nuestros sables en los arbustos del camino, diciendo: «Perros, canallas, ya sabréis cómo las gastamos los españoles

Amaranta y yo hacíamos esfuerzos por contener la risa. De pronto oyose ruido de pasos, y la doncella entró a anunciar la visita de un caballero. Es el inglés dijo Amaranta . Corra usted a recibirle. Al instante voy, amiga mía. Veré si puedo averiguar algo de lo que usted desea.

Varios cortijos y ventas se suceden luego, completándose en el tránsito desde el centro de Sierra-Morena hasta Granada, sobre la ruta, un total de mas de 40,650 habitantes, casi todos pertenecientes á la provincia de Jaen. La noche habia llegado, enteramente oscura, y eran las doce cuando hacíamos pié en la calle principal de Granada.

A estas preguntas, que algunos aficionados a las letras nos hacíamos, respondió, como si estuviera en nuestro pensamiento, don Enrique Nercasseau y Morán, en su discurso de recepción leído ante la Academia Chilena, correspondiente de la Española, el día 21 de noviembre de 1915 : «La novela toda de Vélez de Guevara dijo es una sátira cortés de la sociedad de su tiempo, felicísima en la mayor parte de sus cuadros, y no afeada por la licencia y crudeza tan comunes en las novelas de la época.

La buena de mi tía Pepa le relegó al cuarto del baño. ¡Allí está bien! decía, cuando le hacíamos notar la profanación. ¡Allí, allí está bien! ¡A ese maldito viejo debemos todas nuestras desgracias! A eso de las diez comenzaron a llegar los clientes.

¡Por el filo de mi espada! exclamó el arquero al terminar la canción. Muchas noches he oído esa misma trova en el campo inglés y cuenta que le hacíamos coro más de doscientos soldados del rey; pero este viejo bebedor deja muy atrás á los que tenemos por oficio manejar el arco, la ballesta y la alabarda.

Y venimos a este camino por los mejores lugares. Donde hallaba buena acogida y ganancia, deteníamonos; donde no, a tercero día hacíamos Sant Juan.

Dijo: Entonces permítame que la sirva... ¿No era así como hacíamos cuando usted era la querida Teresita? Con mil precauciones y cuidando de no tropezar con nada para no despertar al señor Aubry, transportó la mesa y se puso a manejar hábilmente los diversos utensilios, preparando el y cortando los asados. ¡Qué diestro es usted! observó María Teresa. ¿Le sorprende?

Cuantos cálculos hacíamos para engañarnos unos a otros, resultaban increíbles en presencia de la realidad de tantas horas transcurridas sin saber nada de los ausentes, y, sobre todo, de aquella noche espantable que se venía encima de Tablanca y que, si llegaba antes que ellos, podía considerarse ya como su losa funeraria.

Palabra del Dia

bagani

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