Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de mayo de 2025


Por no darnos maña el día de la escaramuza de tomar lengua ni meter un moro de los que llevábamos en tierra para que supiese lo que había y lo que se sabía de Trípol, como era razón que se supiese, dejamos de prender allí á Dragut, que los mismos de la isla ayudaron á ello, y tomándole el paso, no podría en ningún modo escapar, y ansí hacíamos la jornada de Trípol y la de los Gelves con prenderle.

Me dirigió con mucha cordialidad en los primeros ensayos de una clase de ejercicio que después me ha gustado hasta el apasionamiento. Algunas veces Magdalena y Julia nos acompañaban a distancia o nos esperaban sobre la ribera en tanto que nosotros hacíamos largas batidas en dirección al mar.

De los que se iban sabían todo lo que hacíamos; pero no hicieron daño en ellas con la artillería, ni cosa en el fuerte de pensar que estar por batería, más que derribar alguna marama del castillo y desencabalgar algunas piezas de artillería nuestras. Pasaron después la artillería adelante y batieron el turrión de la marina del castillo. En éste hicieron más batería que otro ninguno.

No solamente no se hizo esto, ni aun nos acordamos de dar aviso nunca de lo que hacíamos ni dónde estábamos, porque desde los 10 de hebrero que partimos de Malta hasta de mediado de abril, no supieron allí ni en Sicilia de nosotros. Con este descuido teníamos á todos con pena, temiendo no fuésemos perdidos por los malos tiempos que habían corrido los meses pasados.

Por dentro y por fuera teníamos que limpiar el barco casi continuamente. Por fuera lo fregábamos todas las semanas, y cuando recalábamos en alguna bahía conocida por el capitán, lo primero que hacíamos era raspar los fondos para quitarles algas, hierbas y escaramujos que, principalmente en los mares tropicales, se adhieren en tal cantidad que dejan los fondos como una selva.

Mientras los del centro hacíamos lo que habéis oído, allá por la izquierda, en esa tierra llana que tenemos a este lado, la caballería cargaba portentosamente al mando de Lannes y Murat. Francamente, rapaces, de esto poco os puedo hablar, porque caí herido: por un buen rato se me pusieron telarañas ante los ojos, y mis oídos no percibían sino un vago zumbido.

Se mataban durante horas y horas, y al final el bando que se veía sin cartuchos se retiraba, dejando el campo al otro. Todos éramos de caballería, porque hacíamos las marchas á caballo; pero en el momento del combate los jinetes se convertían en infantes. Teníamos artillería.

No comprendo cómo, teniéndome por un modelo de hombre, no deseas que nuestro hijo se me parezca. En este momento Jorgito rompió a llorar, porque no hacíamos caso del rodar de su manzana. Ambos le cubrimos de besos. Luego quiso sentarse en mis rodillas, como de costumbre, después de cenar.

Fue dimpués der balazo, cuando me cuidabas como una marecita y por las tardes hacíamos nuestro poquito de cante ahí cerca, bajo los arcadas. El padrino tañía la guitarra y yo, sin saber cómo, me arranqué por martinetes, con los ojos fijos en los tuyos, como si fuese a comérmelos: Fragua, yunque y martillo Rompen los metales, Pero este cariño que yo te tengo No lo rompe nadie.

Pero como tengo que quedarme aún algunas horas en París para escribir a mi amigo el conde de Mengis y dictar algunas disposiciones, si no hay nada más que hablar, hijos míos, separémonos ahora y a las cinco volveremos a reunimos para comer juntos como lo hacíamos antes, en otro tiempo mejor. Después, cada cual se marchará por su lado. Hasta la tarde, pues, querido tutor.

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando