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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Desde allí, haciéndose el dormido, observaba entreabriendo un ojo al papá de su dueño; si le veía acercarse para seguir mirándole, se levantaba acto continuo y salía de la habitación de malísimo humor.

En Chile y el Perú son tan raros los encuentros individuales, que se citan y recuerdan los pocos que han tenido lugar. ¿Es la influencia de la sociabilidad francesa la que, haciéndose sentir entre nosotros por medio de su literatura corriente, ha hecho persistir en nuestros hábitos la manía del duelo? ¿Responde acaso esa práctica a una vaga presión etnográfica, si puedo expresarme así, puesto que la vemos imperar en nuestros campos, convertida en una ley ineludible para el gaucho?

Eran criadas de las casas próximas que hacían labores ó charlaban, siguiendo con mirada indiferente los juegos violentos de los niños confiados á su vigilancia; burgueses del barrio que descendían al jardín para leer su periódico, haciéndose la ilusión de que les rodeaba la paz de los bosques. Todos los bancos estaban llenos.

No; sino el pecado, que para mostrarse pecado por lo bueno, me obró la muerte, haciéndose pecado sobremanera pecaminoso por el mandamiento. 17 De manera que ya yo no obro aquello, sino el pecado que mora en . 19 Porque no hago el bien que quiero; pero el mal que no quiero, éste hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no obro yo, sino el pecado que mora en .

Mirábanle entonces, compadecidos, los criados, y la vieja Rita, haciéndose cruces en un rincón, desgranaba su rosario a toda prisa, murmurando: Son los malos..., los malos...; siempre estuvo el mi pobre poseído.... Carmencita seguía los pasos acelerados de su padrino, pálida y silenciosa, prestando un dulce asentimiento a aquella alegría disparatada y sonriendo con mucha tristeza.

Jamás lo dije en voz alta ni lo escribí en los periódicos para no descontentar a los Poderes públicos encargados de mantener el respeto hacia tales entidades: mas yo nunca creí que existiesen estos dos personajes, viejos como la substancia, rivales bonachones, que se pasan la vida haciéndose mútuas y amables perrerías, uno de barbas nevadas y túnica azul, vestido como el antiguo Zoroastro y habitando las alturas luminosas, en medio de una corte más complicada que la de Luis XIV; y el otro malhumorado y mañoso, ornado de cuernos, viviendo entre las llamas, imitación ridícula y burguesa del pintoresco Plutón. ¡No, no creo!

El pueblo pidió á gritos el ataque de Salamina, y Solon haciéndose general en gefe, y cambiando la lira por la espada, tomó á Salamina á la cabeza de quinientos hombres.

Y el vehículo salió del camino, hundiendo sus ruedas en la tierra removida, teniendo que hacer grandes rodeos para evitar los sepulcros esparcidos caprichosamente por los azares del combate. Casi todos los campos estaban arados. El trabajo del hombre se extendía de tumba en tumba, haciéndose más visible así como la mañana iba repeliendo su envoltura de nieblas.

Había seguido el procedimiento de costumbre, haciéndose anunciar por Leocadia; pero esta vez la señora no había querido recibirla. ¿Pero supo preguntó Ramiro que yo te mandaba? La muchacha respondió con una sonrisa. ¿Subiste a sus cuartos? ¿Os vio?

Así que, ganando un lugar y deslizándose por aquí, y pasando por acullá, haciéndose el poste a veces, afirmándose otras, y siempre mejorando de puesto, ello es que al fin se puso a tiro silencioso del objeto de su viaje, término y blanco del correo perdido, la hermosa María.

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