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Actualizado: 12 de septiembre de 2025


Tiene razón esta señora atreviose a decir la dama, sin apartar sus ojos de ella . Dejémonos de cumplidos y hablemos del asunto que me trae aquí. Estoy a las órdenes de la señora marquesa dijo don Santiago Núñez haciendo una cortesía. Pero la marquesa no empezaba a hablar, ni concluía de mirar a la Esfinge. Era indudable que la presencia de ésta la contrariaba tanto como la sorprendía.

Pero podéis estar tranquila, y sobre todo... sed feliz. Amadme un poco y no hablemos más de esto. Voy a leeros una página de vuestro querido Tennyson, el más casto de los poetas. No puede venir más al caso. Otra noche, algunos meses después, era ella quien tranquilizaba al joven. Debía ella partir a la mañana siguiente con su madre y su hijo para Dieppe, donde iba a pasar algunos días.

Venga usted acá, hable usted español, hablemos español: apenas vuelva á España, estaré hablando el español durante un mes seguido. Aquel caballero debia marcharse al dia siguiente, y nos dió las señas de su habitacion en Barcelona, en el Lóndres de España; un Lóndres tan activo, tan laborioso, tan inteligente, tan moral como Lóndres; tan desgraciado como Barcelona.

Pienso con Michelet que el verdadero concepto de la educación no abarca sólo la cultura del espíritu de los hijos por la experiencia de los padres, sino también, y con frecuencia mucho más, la del espíritu de los padres por la inspiración innovadora de los hijos. Hablemos, pues, de cómo consideraréis la vida que os espera.

Cuando entró en la sala de juego le vió al fin venir hacia ella con la faz radiante. Toda su tristeza se había disipado al verla y al observar que le buscaba. Si quieres que hablemos un momentito, vente al despacho de papá. Saliendo al corredor lo hallarás a mano derecha le dijo rápidamente y con acento cariñoso. Y se fué.

Cuando de nuevo vinieron á rogarle que empuñase el cetro respondió sonriendo: «No hablemos de eso. ¡Si hubieras visto las lechugas que produjo mi huerto este año!»... Mas yo no soy de tu temperamento.

Son designios de Dios, que pone a prueba a los pueblos, lo mismo que a las personas, haciéndoles bajar de la altura, para remontarles de nuevo si ve que perseveran en el buen camino... Pero no hablemos de esto. Si hubo decadencia, nada queremos saber de ella.

Así será, no hablemos más de esto; mira qué monada esa ratoncita... ¡allí!... ¿La ves?... bajo aquel clavel... ¿Sabes cuál es su nombre técnico? ¡Qué voy a saber! Troglodita. ¡Eso querría ser yo!... En ese momento se presentó en la puerta del cuarto Juancito, el pequeño peón de la caballeriza, y dijo: Buen día, don Melchor... ¿que si no van a ir?

Susana lloró, y costóle mucho trabajo convencer a la madre, que la conversación había sido de lo más soso e inocente del mundo. Lo creo, porque me lo dices dijo la señora, no mientes nunca... pero, yo me entiendo. No hablemos más de esto; ven a darme un beso.

Pero no importa, me parece divino que hablemos encerrados los dos en la reminiscencia de esa intimidad antigua. Un brillo de febril alegría animó en un relámpago los ojos de Laura. ¿Acaso ya no somos los mismos? Yo , Julio. No hablemos con enigmas. Usted cree, Laura, que mi amor por Adriana... ¿Su amor por Adriana? ¡Ah! Usted anda despistado.

Palabra del Dia

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