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Actualizado: 12 de junio de 2025


Si tu padre tiene algunos defectos, yo tengo más aún: de modo, que no hay mérito en perdonárselos, si él me perdona en cambio los míos.... No hablemos de tu padre, hablemos de ti misma.... No sabes lo que me duelen esos apuros de dinero, a los cuales no estás acostumbrada. Yo, si pudiera, los remediaría al instante.... Pero bien sabes que manejo poco dinero.

No hablemos de le dije, haciéndole comprender que mis asuntos propios no estaban en juego y que recriminar no era prueba de tener razón. Sea; corresponde al que se ve en apuros salir de ellos sin tomar ejemplo de otros ni consultar a nadie. Pues, bien, yo no tengo más que un recurso para salir de este en que estoy y es decir no, no, y siempre no.

Amiga mía dijo, tomando las manos de la joven, no me gusta oír su linda voz predecir tan lúgubres acontecimientos, ni a sus labios pronunciar tan fatídicos presagios... El sol ha vuelto a brillar, hablemos, pues, de cosas más alegres, desde que es el estado del cielo lo que inspira los temas de su conversación.

Pero hablemos de usted continuó el Duque. Veamos qué puedo hacer en su favor. A fin de este mes saldremos para Versalles. Le presentaré en la corte, y... Conozco las excelentes disposiciones que abriga usted para conmigo, señor Duque, y he venido a darle las gracias por ellas. Pues qué, ¿ha renunciado usted al porvenir que podía alcanzar en la corte? , señor.

El presidente, los ministros y demás personajes empezaron á mirar con cierto interés risueño á la generala, dejando á su compañero la tarea de contestarle. ¡Calma, doña Guadalupe! dijo éste . Hablemos en serio. Un batallón no se le entrega á una mujer. Entonces, pido que se me permita marchar con las fuerzas que saldrán á perseguirle. Ya sabe usted que yo he hecho la guerra.

¡Oh! ¡qué delirio! ¡qué sueño! exclamó después de algún tiempo . ¡Que no despierte yo nunca, amor mío! porque si no me amases... me vengaría... y mi venganza... ¡oh! no hablemos de esto... ¡las dos! ¡ya es tarde, Dios mío! ¡y el coliseo!... ¡malditas sean las comedias! ¡pero es preciso! ¡vamos, acompáñame!

Para él se necesita una rica heredera, que alas a su ambición, y no una señorita pobre que le encadene y le sirva de rémora y estorbo. Créeme, Manuela; ya te lo he dicho mil veces: yo no me casaré nunca... ni quiero casarme. No hablemos de esas tonterías, ni en broma.

Pero hablemos de usted: ¿qué le trae aquí á estas horas?... Tardó Pirovani en contestar, para que de este modo sus palabras resultasen más solemnes. El señor de Canterac cree que debamos batirnos á muerte después de lo de esta tarde.

¡No es usted sincera en este punto! ¡No! pero doblemos la hoja, hablemos de otra cosa, se lo ruego... ¿Es complaciente su amigo Fabrice?... ¿Sería amable conmigo si tuviese necesidad de pedirle algún favor? ¿Qué cree usted? Estoy seguro de que ... Pero es necesario que bajemos aquí; de otro modo la corriente nos arrastraría por encima de la esclusa.

Pero añadió más severamente, te ruego, Magdalena, que no acojas a Francisca como lo haces... Es astuta esa muchacha... Me contraría el verla mañana con el señor Baltet... ¿Por qué? pregunté sorprendida. Por nada respondió la abuela, haciendo un movimiento como para ahuyentar un pensamiento importuno. Hablemos de nuestro complot...

Palabra del Dia

lanterna

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