Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de septiembre de 2025
He aquí el secreto de que nuestro señorito se hallase sentado tan á sus anchas al lado de la hermosa Carmen. Esta noche he soñado continuó Octavio en voz apenas perceptible que te habías muerto. Estabas tendida sobre un lecho de hojas de laurel y sándalo y tenías ceñida la frente por una corona de azahar.
Oí un roce, el ruido que hace una persona que se levanta bruscamente, y, al cabo de un intervalo bastante largo sin duda el tiempo necesario para enjugarse los ojos, su voz resonó muy cerca de la puerta, preguntando quién estaba allí y qué querían. Soy yo, Marta dije. Te traigo tu plato; lo habías dejado abajo. Llévalo a tu cuarto, iré a buscarlo mañana respondió ella.
Pasó el tiempo, pasó el tiempo y tú no venías. ¿Pero dónde está? preguntaba Catalina. ¿Qué sé yo? la decía. A la una de la mañana, viendo que tú no venías, yo me fuí a la cama. Estaba molido. Me dormí y me desperté muy tarde y me encontré con que la monja y Catalina se habían marchado y tú no habías venido.
Una parienta, la señorita de Sardonne. Una pobre huérfana que mi tía ha recogido. Nunca me habías hablado de ella. No... phs... es posible... No ha habido ocasión... ¿Te parece bonita? Interesante. Sí... ¿no es verdad?... pobrecilla... He aquí tu instalación, he aquí tu celda, amigo Fabrice.
Nací para estar arriba, muy arriba. JOAQUÍN. En las estrellas te pondría yo. ISIDORA. Las cosas bajas y fáciles, las pasiones mezquinas no caben en mí. Tú me habías hecho muchas picardías; pues ahora verás... Yo soy así. La idea de devolverte bien por mal me daba alegría y valor para vencer las dificultades. Fui a mi casa pensando en tus apuros. Yo calculaba, discurría, hacía cuentas.
Pues si no estuvieses enamorado, ¿por qué te habías de levantar a las cuatro de la mañana? ¿Por qué habías de ponerte de un humor tan endiablado cuando no la encuentras en el paseo? ¿Por qué, en fin, sientes ahora tal regocijo al escuchar de otros labios lo que tú has pensado más de quinientas veces en seis u ocho días, que la hermana no está atada para siempre por un voto?»
La joven inclina su cabeza sobre el pecho de Juan, le echa los brazos al cuello y llora. Al día siguiente dice Gertrudis: Ayer me porté como una chiquilla, Juan, y creo que, a poco más, caigo al agua. Ya habías perdido el equilibrio dice él. Y se estremece al recordar el terrible instante. Una sonrisa sentimental pasa por los labios de Gertrudis.
» Elegante, generoso, de superiores dotes... » Rica y noble... » Noble y rico... » En suma: todas tus perfecciones y todos tus encantos, Magdalena. » En suma, todas tus cualidades, Amaury. » ¡Oh! exclamé con el corazón palpitante de gozo. ¡Si me amase una mujer como tú!... » ¡Dios mío! exclamó Magdalena palideciendo. ¡Habías pensado en mí! » ¡Magdalena! » ¡Amaury! » ¡Sí! ¡sí! ¡Te amo, Magdalena!
Está bien; ya les recordaré que estoy viva. Le Tas me ha dicho que le habías dado arsénico a la condesa. Sí, señora; pero no ha hecho efecto. Si le dieses una puñalada, quizás haría efecto. ¡Oh! ¡señora! ¡una puñalada! eso ya es más grave. ¿Qué diferencia hay?
¡Ah! ¿pero es posible?... ¡Pobre amiga mía!... ¡Pobre amada mía! ¿Cómo no me lo habías dicho antes? Beatriz le contó entonces brevemente lo que había pasado aún no hacía un año entre ella y la baronesa de Montauron, el juramento que ella empeñara, juramento que la muerte rompía ahora. Y aun cuando hubiese podido comunicarte mi secreto, no lo hubiera hecho... te conozco.
Palabra del Dia
Otros Mirando