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Actualizado: 3 de junio de 2025


Aquí tiene usted mi comedia; ó, mejor dicho, «nuestra comedia». Muy bien; la leeré otra vez. Y suponiendo que le guste á usted mucho, ¿cuándo podrá representarse? La temporada próxima. ¡Un año perdido, ó dos... ó acaso tres!... Bueno, á la juventud, para la que toda la vida es porvenir, el tiempo no le importa.

El señor Baltet le ha hablado de su deseo de casarse y de su voluntad de no hacerlo más que con una mujer que le guste absolutamente. El cura, con su espiritual bondad, le ha animado, y ha sabido por él que mi alma hermana se interesa por una joven descubierta hace poco tiempo... ¡Salto de alegría!... Gracias, Dios mío...

Gracias a Dios, yo estoy buena y sana para lo que usted guste mandarLos labios del joven se plegaron con sonrisa imperceptible y siguió examinando el pintoresco manto de un caballero de la Orden de Alcántara que le había dado golpe, al parecer. No obstante, de vez en cuando volvía los ojos con zozobra hacia la puerta del gabinete. Trataba inútilmente de reprimir la impaciencia.

Al caer la rodaja de metal, se inclinó el oficinista para verla y dijo al estanciero: La suerte está con nosotros. También podemos tomar la pistola que más nos guste. Después los padrinos de Pirovani fueron en busca de éste para colocarlo junto á uno de los bastones escogido por ellos. El marqués y Watson condujeron á su apadrinado al lugar que marcaba el segundo bastón.

JESSY. ¡Como usted guste...! Entonces se produjo en mi vida un fenómeno inverso: creíame dichosa, puesto que lo tenía todo, y en realidad era muy desdichada. ¡Me aburría con un aburrimiento de más de cien francos por hora...! Siguióse a esto que el señor Sautriot se aburrió viendo que yo me aburría.

Pero hubiera usted podido, mi querida tía, esperar á mañana para entregarnos esas cosas. En parte alguna ese tesoro hubiera estado más seguro que en el sitio donde usted le ha puesto ... ¡No! ¡no! ¡es preciso hacer las cosas con regularidad! Como usted guste. Mauricio le dirigió su más amable sonrisa y se encaminó hacia el saloncillo, sin sospechar el lazo que se le tendía.

Está un poco chillado, ¿sabe usted? Escuche sus tonterías el tiempo que guste y cuando se canse no tiene más que llamarme. Yo me quedo á la puerta. Tragomer experimentó una tranquilidad deliciosa. Iba á poder hablar libremente á su amigo. Ahora ardía en deseos de volverse y de verle. Le sentía allí, á tres pasos, humilde y obediente, esperando sus órdenes.

Cuando se levantó para despedirse, dijo: Queda usted encargado, Alcázar, de recordar a Aurelia su palabra. En cuanto a usted puede hacer lo que guste. Con los sabios no me atrevo a insistir porque se les molesta cuando menos se piensa.... Habiendo recobrado por completo su aplomo les hablaba en un tono amable, protector, un poco maternal.

Eso de las visitas me tiene con cuidado, y temo que me falte tiempo para arreglarme. Pues adiós, hija mía. Buen provecho, y hasta luego. A los pies de usted, Nieves. ¡Ea! ya está usted empezando. ¿Por dónde? Por donde usted guste o más rabia le . ¿Se permite murmurar, ahora que estamos solos? ¿De quién, hombre malévolo? Del primero que salte en la conversación.

Usted dirá. Que venga V. conmigo a beber una botella de cerveza al Suizo. No me gusta la cerveza. Quien dice cerveza, dice cognac, marrasquino, chartreusse..., en fin, lo que V. guste. No tengo inconveniente en ello: lo que sentiré es que, por mi causa, pierda V. alguna otra clase. No señor, ya las he perdido todas. Pues vamos allá. Y se emparejaron caminando en dirección al café Suizo.

Palabra del Dia

rigoleto

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