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Actualizado: 29 de octubre de 2025
Decís bien, exclamó doña Guiomar, en lo de vuestra enemiga contra los calvos, que yo tengo para mí, que, como decís vos, la gran parte de las veces lo que la calvicie causa es el fuego de los malos y perversos pensamientos que en la cabeza arden, y queman la raíz de los cabellos y los mata.
El amor de Margarita por Cervantes, y la lealtad de Florela a su señora y sus miramientos por su honra, hicieron que aquellas dos mujeres callasen de tal modo, que en el proceso no pudo aparecer el nombre de Miguel de Cervantes sino como por incidencia y libre de todo cargo, porque no se sabía sino que él había amparado a doña Margarita, y llevádola a doña Guiomar para que la amparase mejor.
Combatido había como bueno contra los indios bravos, dijo doña Guiomar, el señor Gaspar de Valcárcel; merecido había, por tanto, que el virey le hiciese alférez, y, más aún, que le diese este empleo en los alabarderos de su guardia, con lo que Gaspar de Valcárcel vino a residir de asiento en Méjico, y a tratarse con las personas más calificadas que en aquella rica ciudad, gloria de Hernán Cortés y joya de España en las Indias, moraban.
Reprimiose, sin embargo, doña Guiomar, dominó su corazón, contuvo las lágrimas que a los ojos se la salían, serenose, y dijo a Florela: Y bien mirado, ¿qué es de todo esto lo que a mí me importa?
¿Pues qué, no sois vos viuda, señora? preguntó admirado el familiar. Padre fue, que no marido para mí, el buen esposo mío cuya muerte lloro, respondió tristemente doña Guiomar.
Sin embargo, The Custom of the country, de Fletcher, como indica V. Schmidt, en sus adiciones á la Historia de la poesía romántica, no es otra cosa en su conjunto, y conservando hasta los nombres, que una imitación de invenciones aisladas del Persiles, de Cervantes; y la escena, en que Guiomar defiende á los asesinos de su propio hijo, de los agentes de la justicia, es casi una traducción de la novela española.
Enterró Margarita a doña Guiomar con gran pompa, que su herencia había aceptado, y a ella tocaba procurarla los últimos homenajes. Enterrado fue asimismo con gran ostentación por sus parientes don Baltasar de Peralta, y andando no mucho tiempo, en galeras se vio con un grillete, remando por el rey, con sentencia para toda su vida, el ilustre rapista Viváis-mil-años.
Inocente había sido en contar con tal lisura su historia doña Guiomar, y claras muestras había dado de no conocer el mundo; que el calumniado que de la calumnia de que es víctima habla, es uno más que a la calumnia que le sacrifica ayuda.
Con asombro había visto todo lo que había sucedido desde que en el bodegón entró la hermosa indiana, la no menos hermosa Margarita, y con un mayor asombro oyó aquellas palabras; y como con la cólera se le hubiese descompuesto el manto a doña Guiomar, y dejádola al descubierto la incomparable cabeza con aquella su dorada corona de riquísimos cabellos, al ver tanta beldad, y el rubor que por hallarse allí, y hasta tal punto haber llegado, la encendía el purísimo semblante, aficionose a ella, y túvola por buena, y a más por gran señora, que no mostraba menos por su continente y su atavío doña Guiomar, y levantándose a ella fuese, y asiéndola una mano, con voz desfallecida por la enfermedad y por el sentimiento, la dijo: Amparada he sido, y tan generosa y noblemente como pudiera serlo, por este caballero con el cual me habéis hallado; y pues también le conocéis, señora, como se muestra por lo que con él hablado habéis, sin duda habéis también conocido cuánta debe haber sido y ser la desventura en que me ha encontrado; y porque acepto el amparo que me ofrecéis y porque sepáis mis desdichas, a vos me acojo y a vuestra casa os sigo.
¿Miguel de Cervantes Saavedra sois vos? exclamó con encarecimiento doña Guiomar; pues por ahí andan en unos papeles impresos los versos que se recitan en casa de Arquijo por todos los buenos ingenios de Sevilla, y entre ellos hay los, y no de los peores, que según el papel, han sido compuestos por vos.
Palabra del Dia
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