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Y ahora, para concluir, yo también tengo que hacer a V. una pregunta por encargo de mi ama, y claro está que repetiré con la mayor prudencia lo que V. diga. Vamos a ver: ¿cuál es el verdadero estado de la señorita Clotilde? Hoy por hoy, gravísimo. Creo, sin embargo, que de esa crisis saldremos adelante; pero de las que vengan luego no respondo; en uno de esos ataques tiene que quedarse.

Admiró el P. Superior su fervor; mas temiendo no fuese que este apostólico celo los empeñase, con gravísimo riesgo de sus vidas, en empresas que no pudiesen salir sino con grandísima dificultad, juzgó no podía condescender con sus instancias.

Es fácil notar que admitiendo lo hecho por único criterio de verdad, la inteligencia queda incomunicada con todo lo que no sean sus obras. De esto resulta un gravísimo error; pues que se infiere que tampoco Dios puede conocerse á mismo; porque no se causa á mismo. Ni basta decir que se conoce en el Verbo, pues que si no se supone la inteligencia, el Verbo es imposible.

Zarapicos fue llevado en gravísimo estado a la Casa de Socorro, y la nueva víctima pateaba y rabiaba de ira al sentir el dolor de su frente y ojo, y al verse manchada de sangre aquella mano benéfica que sólo para alivio de los menesterosos existía. «¡Guardias, guardias, reventad a ese miserable!... ¡Vaya un monstruo!... ¡Carástolis! ¡Ay!, ¡ay! Sr.

Los autores de este escrito piden la prohibición absoluta de las comedias, y dicen, entre otras cosas: «Destas representaciones y comedias se sigue otro gravisimo daño, y es que la gente se da al ocio, deleytes y regalos y se divierte de la milicia, y con los bailes deshonestos que cada dia inventan estos faranduleros, y con las fiestas, banquetes y comedias se haze la gente de España muelle y afeminada é inhabil para las cosas de travajo y guerra.

Pero la traviesa criada se apresuró a tranquilizarla, diciéndole que aquel no era cadáver, como de su aspecto lastimoso podía colegirse, sino enfermo gravísimo, el propio D. Frasquito Ponte Delgado, natural de Algeciras, a quien había encontrado en la calle; y sin meterse en más explicaciones del inaudito suceso, acudió a confortar el atribulado espíritu de Doña Paca con la fausta noticia de que llevaba en su bolso nueve duros y pico, suma bastante para atender al compromiso más urgente, y poder respirar durante algunos días.

Añadió D. Diego que el chico, aunque pequeño todavía, sabría defenderse y hasta ofender, si le atacaban, y que además él volaría en su auxilio, en caso necesario, y arrancaría las orejas á tirones á todos los Toribios que ha habido y hay en el mundo. De este método de intimidación se ocasionó un mal gravísimo.

¡Ah! ¡ah! esto es grave, gravísimo... dijo el rey ese don Rodrigo es demasiado voluntarioso y bien poco mirado... ¡atreverse á una dama tal como doña Clara, á quien sabe que tienen sus reyes en gran estimación y poco menos que como á una hija! ¡Una dama á quien ha dejado en nuestra servidumbre un buen caballero, que derrama su sangre en nuestro servicio, seguro de que la reina será para ella una madre... seguro de que bajo el amparo de la reina estará á cubierto de asechanzas!

A veces el más hábil auriga, al ir a alcanzar la palma salvando la meta, suele tocar en ella y dar lastimoso y mortífero vuelco. De repente vieron Morsamor y los de su nave un gravísimo peligro que venía sobre ellos, de que ya no podían esquivarse con la fuga y que era menester arrostrar con heroica y casi sobrehumana valentía. Una enorme galera se aproximaba dándoles caza.

Caminó a la ventura largo rato por las calles en un estado de aturdimiento que le impedía razonar sobre lo que acababa de sucederle. Saliose al campo y dio un largo paseo. El cansancio físico produjo su acostumbrado efecto sedante y comenzó a ver con claridad su situación. Nada ganó con ello. Lo que le estaba pasando era gravísimo, una verdadera catástrofe.