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Actualizado: 17 de julio de 2025


De pronto oyó una voz suave y grata, que pronunciaba su nombre con sin igual ternura, y le pareció que ni antes, ni después, ni nunca en lo infinito del tiempo, se dijo ni dirá nombre de mujer con semejante acento. En el balcón inmediato al que ocupaba Cristeta estaba don Juan. Alargando un brazo cada amante, pudieron estrecharse las manos. ¡Imprudente! dijo ella . ¡Quieres comprometerme!

Ambos se estremecieron, pareciéndoles que no había transcurrido tiempo desde la última caricia. Aquello fue la repetición del bien pasado; acaso la dicha más grata que da el amor. ¡Qué recuerdos!

Esta misma contemplación del espíritu de Ana, cuya cabalidad y belleza entonces más que nunca le absorbían, le apartaron del riesgo, en otra ocasión acaso inevitable, de observar en cuán grata manera iban unidas en Sol, sin extraordinario vuelo de intelecto, la belleza y la ternura. Con Lucía, no había paces. Lo que no penetraba Ana, ¿cómo lo había de entender Sol?

Estoy sola: la amistad de un muchacho bueno y noble como usted, capaz del sacrificio por una mujer a la que apenas conoce, resulta grata. Además, esto no compromete. Yo soy ave de paso: he venido porque estoy cansada, enferma no de qué, pero profundamente quebrantada en mi espíritu.

La entrevista resultó grata para el joven, porque le dió la seguridad de que Margaret le amaba siempre; mas no por eso sacó de ella un resultado positivo. Miss Haynes era una buena hija y no se declararía nunca en rebelión contra su madre.

Y doña Manuela, embriagándose con la energía de su resolución, pensaba en la miseria como en una cosa desconocida, pero que iba pareciéndole grata por ser la salvación de su honor. Trabajarían ella y sus hijas. También duquesas, princesas y hasta reinas se habían visto en la miseria, arrostrándola con dignidad.

La impresión que su nueva mamá le había producido era demasiado grata para que se borrase fácilmente; pensó que se entraba un ángel del cielo por su casa. Pronto se hubiera trocado la admiración en amor, si la gentil señora le hubiese tendido su mano protectora.

Al derredor de la capilla y el hospicio se destacan numerosas hospederías, algunas considerables y de bonito aspecto, habitadas por toda una poblacion de señoras nerviosas y gentes enfermizas que van á curarse con sueros, ejercicios y aire puro. No habia ménos de doscientas personas alojadas allí cuando pasamos, y á juzgar por su cordial familiaridad la residencia debia de serles grata.

El patrón del vaporcito lanza un nombre; respondo, reúno los compañeros, me acerco a algunas señoras para ofrecerles un sitio en mi nave, que rehúsan pesarosas; un apretón de manos a algunos oficiales de la Gironde que han hecho grata la travesía, y en viaje.

Con grata sorpresa pude averiguar que algunas de las obras que he lanzado a la publicidad estaban agotadas y otras a punto de estarlo. Fue pasión incontrastable de mi ánimo, no esperanza de lucro o de gloria, la que me arrastró a novelar en esta edad tan poco feliz para las musas.

Palabra del Dia

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