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Actualizado: 15 de mayo de 2025


En vez del gozo que esperaba, vio cruzar por ellos un relámpago de ira al cual sucedió instantáneamente una expresión de absoluta indiferencia, la misma expresión de cansancio y hastío que hacía tiempo reflejaba su semblante. Alzose con lentitud de la silla, sin contestar a la exclamación de su penitenta, y avanzó hasta ella en silencio.

Hombres muy sensatos conocemos que primero subían al patíbulo que entraban en el teatro antes del primer acto. Pero el gozo de la dama fué de corta duracion; había visto el otro palco que continuaba vacío; frunció las cejas, y se puso á reñir á su cara mitad armando tal escándalo que muchos se impacientaron. ¡Sst! ¡sst!

7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré emblanquecido más que la nieve. 8 Hazme oír gozo y alegría; y se recrearán los huesos que has abatido. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, y rae todas mis maldades. 11 No me eches de delante de ti; y no quites de tu santo Espíritu. 12 Vuélveme el gozo de tu salud; y tu espíritu de libertad me sustentará.

No te apures, hija; de menos nos hizo Dios. En casa no te faltará nada. Melchor la ha puesto muy guapamente». Y en medio de la turbación que el repentino desalojamiento le producía, D. José sintió íntimo gozo al considerarse protector de su ahijada, al sentirla tan cerca de , sometida a su generoso amparo.

Ligero o pesado, mi amor es como yo, y yo soy como la naturaleza me ha hecho. El gozo de unirme a ti no es bastante poderoso para cambiar mi condición... No te esfuerces tanto, porque si no estás satisfecho y no esperas ser feliz, yo te devuelvo tu palabra.

Después de recoger el último suspiro de los moribundos, el gozo mayor del novel presbítero consistía en sentarse en el confesonario y esclarecer la conciencia de sus penitentes y conducirlos por el camino de la perfección. Pero este gozo fue decayendo al observar la pequeñez, la insignificancia de los sujetos que a su tribunal se acercaban.

Cuando el doctor no estaba allí, cogíamos uno de los brazos del muerto, y ¡zas!, nos pegábamos bofetadas unos a otros...». Isidora dio un grito. «Eres tonta... Pues si vieras lo que yo gozo cuando levanto un músculo con mi escalpelo, cuando me apodero de una entraña...». Isidora se levantó, echando a correr y metiéndose un dedo en cada oído. «Aguarda, ruiseñora, no hablaré más de esto».

Es de tal suerte mi amor, que la quiero á usted más, altiva que risueña, que padezco horriblemente con sus desdenes y padecería aún más si, confundida con el vulgo de las coquetas, me otorgara los pequeños favores que halagan la vanidad, que gozo con que usted me desprecie y me haga llorar y que todas estas extravagancias se las cuento para que usted me desprecie todavía más y se acreciente el sabor dulce que percibo en el fondo de sus desprecios. ¡Seré insensato!

22 el cual también nos selló, y nos dio la prenda del Espíritu en nuestros corazones. 23 Mas yo llamo a Dios por testigo sobre mi alma, que hasta ahora no he venido a Corinto por ser indulgente con vosotros. 24 No que nos enseñoreemos de vuestra fe, aunque somos ayudadores de vuestro gozo; porque por la fe estáis en pie. 1 Esto he determinado en , no venir otra vez a vosotros con tristeza.

Imagine ahora el lector el afán, el asombro, las palpitaciones de gozo y el raro deleite con que leería Poldy la carta, que también venía en rollo y que estaba concebida en estos términos: VIII «Me repugna y hallo difícil escribir cartas dando tratamiento a quien las dirijo, y así, adopto la antigua costumbre de los orientales.

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