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Actualizado: 21 de octubre de 2025


Los hombres como yo son para ella una especie de figurantes alquilados para animar los salones, los casinos, los balnearios, para sostener la conversación y ser galantes con las damas; pero no le interesan. Me lo ha dicho esta tarde, una vez más. ¿Y á ti te duele su opinión? dijo el príncipe. Calló Atilio, como si pesase sus palabras antes de hablar.

El vaso de agua, obrando maravillosamente sobre la mucosa y todo el aparato digestivo del buen funcionario, producía efectos maravillosos. Activadas sus funciones vitales, recobraba su alegría y verbosidad ampulosa: los instintos galantes no se quedaban atrás en aquella resurrección matutina.

Después se le buscaba un novio. Empresa difícil, pero no imposible. En un noble no había que pensar. Estos eran muy finos, muy galantes con las de su clase, pero si no tenían dote se casaban con las hijas de los americanos y de los pasiegos ricos. Lo sabían ellas por una dolorosa experiencia.

Veíalos charlar animadamente, reir a cada momento: veíale a él rendido, obsequioso, prodigándola mil atenciones galantes; a ella complacida, risueña, aceptando con gratitud sus finezas.

Feli reía del Ingeniero, de sus pretensiones galantes y del mastín con faldas que le acompañaba. Es un hombre temible dijo Isidro con tono irónico . El terror del barrio... Y parece que le has dado golpe: tendré que vigilaros... Volviendo hacia lo alto del Rastro, asomáronse al patio de las Viejas Américas.

¿Y encuentra usted legítimo y natural, usted la prometida de otro, sostener con el señor Lautrec un cambio de cartas galantes? Si me hubiese usted amado, siquiera un poco, le hubiera bastado una palabra para impedirlo. Olvida usted que nuestro compromiso era secreto y que mi libertad aparente autorizaba a Lautrec para tratar de agradarme.

La joven se moría de placer deslumbrando de este modo, haciendo padecer a sus envidiosas conocidas. Porque el Duque no se ocultaba para prodigarle mil atenciones galantes, ni ella para ostentar un grado de confianza con él superior al de los demás de la familia. Gonzalo había observado, con secreto disgusto, aquella intimidad.

Al pasar por la Provenza se siente uno conmovido por un mundo de recuerdos que hacen soñar con los heróicos tiempos de los trovadores provenzales, esos inspirados y galantes fundadores de la lengua francesa y propagadores, de la poesía, la música, el canto, el sentimiento caballeresco y religioso y el espiritualismo de la idea cristiana.

Otra cualidad, que descuella en las obras suyas de esta última clase, es el colorido exagerado de la galantería romántica, que en ellas domina y que da á conocer á Andalucía, su país natal, en donde, según dice Alarcón, duraron más largo tiempo las finezas galantes de Amadís de Gaula .

Los tertulios disfrutaron del buen humor de la intendenta aquella noche; en vez de dormitar tristemente en la butaca o de describir con voz apagada los fenómenos nerviosos del día, se mostró en extremo locuaz y divertida; hablose de los teatros, de política, de las aventuras galantes de la corte, se rió, se dijeron chistes más o menos ingeniosos por todos.

Palabra del Dia

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