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Actualizado: 26 de julio de 2025
Ahora bien: he aquí cómo trataban de establecer nuestro presupuesto la señora X... y su hija: » ¿Qué pensión piensa usted señalar a mi hija para vestirse? me preguntó mi futura suegra. » La que ella quiera respondí galantemente. » Muy bien continuó la señora X, Susana no es exigente. Ya sabe usted que se hace ella misma casi todos los trajes, y que no manda hacer más que los de ceremonia.
Al cabo de un rato, Rosa la arrancó a viva fuerza de allí, y volvió a sujetarla al pesebre: después se puso a ordeñar, dándose muy buena traza. Cuando hubo mediado el jarro de madera, se lo ofreció a Andrés, pero éste negose a aceptarlo galantemente si antes ella no bebía. La leche caliente y espumosa dejó en los labios de Rosa un cerco blanco a modo de bigote.
El dueño de la Fonda Continental, hombre de mediana edad y estatura, bigote grande y espeso, ojos negros y dulces, no apartaba la vista de nosotros, fijándola cuándo en uno, cuándo en otro, con expresión atenta y humilde, parecida a la de los perros de Terranova. Cuando quiso Dios al fin que el coche parase, saltó a tierra muy ligero y nos dio la mano galantemente para bajar.
El señor de Bretignières tuteaba al pequeño marqués, le llamaba mi general y le hacía saltar sobre su única rodilla. Besaba galantemente las manos de la enferma y la servía con la devoción de un viejo paje o de un trovador retirado. Tenía un admirador de otra escuela en la persona del señor Stevens, juez de instrucción del tribunal real de Corfú.
Encontró medio de interrogarle delante de siete u ocho personas sobre el punto que la preocupaba. Doctor le dijo , usted que todo lo sabe, ¿quiere decirme si los tísicos pueden curar? El homeópata le respondió galantemente que ella no tendría nunca nada que temer de tal enfermedad. No se trata de mí repuso . Es que me intereso vivamente por una pobre niña que tiene los pulmones destrozados.
Iban vestidos de la garganta á los pies con un traje muy ceñido y cubierto de escamas de plata. Su casquete, del mismo metal, estaba rematado por un ave quimérica. Apoyaban la mano izquierda en la empuñadura de su espada, mirando á todas partes con una insolencia de vencedores, ó se inclinaban galantemente ante las familias de los altos personajes que iban llegando para la ceremonia.
Y al acompañarnos galantemente hasta la puerta, nos dijo con malicia: Vayan en paz, señoras, vayan en paz... Aquel deseo no debía realizarse, pues apenas entramos en casa, a la abuela le faltó tiempo para dar parte a Celestina del supuesto horror del Papa Inocencio IV por las solteronas. ¡Eso un Papa! exclamó Celestina. Debe de ser, todo lo más, un Papa falso...
El dios había suprimido galantemente las inmersiones en agua del mar. Tenía en una mano un gran pulverizador lleno de perfume, y rociaba con él las cabezas reverentes: unas, rubias y despeluchadas por el viento; otras, negras lustrosas, consteladas por el brillo de las peinetas.
En dicho año según las estadísticas que galantemente me facilitaron los párrocos, se inscribieron en sus libros 11.094 nacimientos, 2.150 casamientos y 5.416 defunciones. Como se ve el número de nacidos supera al de difuntos en más de un 50 por 100.
Al entrar el archipámpano, saludó galantemente a la concurrencia, y dirigiose a la elevada escalinata, donde le aguardaba Su Santidad para imponerle las insignias de su grado: la cuchara de boj amarillo y la sotana de color de azafrán.
Palabra del Dia
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