Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de mayo de 2025
Quitándose precipitadamente el gabán, el profesor dijo con cólera: Es un fastidio: la casa está llena de gente, y no hay nadie que me cosa el botón del abrigo. Y se dirigió a su gabinete. ¡Pero ven a comer! le dijo su mujer. ¡Déjame tranquilo! No me sigas. Una vez solo, se puso a registrar con mano febril su biblioteca. Había en ella numerosos libros y papeles; pero el diario no parecía.
Yo me pregunto por qué has empleado el tiempo y el dinero en hacerle un gabán a ese señorito canino, y no se te ha ocurrido comprarle unos zapatos a la Nela. ¡Zapatos a la Nela! exclamó Sofía riendo . Y yo pregunto: ¿para qué los quiere?... Tardaría dos días en romperlos.
Si me envolvía en mi gabán de pieles me asaltaba de pronto la visión de las desgraciadas señoras, mimadas en otro tiempo por todas las comodidades del confort chino, hoy, rojas de frío, vestidas de andrajos de viejas sedas, caminando con los pies amoratados por un campo de nieve.
Al ver que los dos hombres parecían vacilar, añadió: No es posible engañarse... Cuando oigan ustedes chillar es que han llegado. Tragomer se echó á reir y dijo: Gracias, señora. No hay de qué. La buena mujer continuó frotando su cacharro y Tragomer oyó que gruñía: Más comienchos con mucho gabán de pieles y sin un céntimo en el bolsillo.
Se echaba sobre la nuca la blonda con que había cubierto su cabeza, desabrochaba su ligero gabán de viaje y aspiraba con delicia el airecillo húmedo y algo pegajoso que rizaba la superficie del río. Su mano se estremecía acariciando el agua. ¡Qué hermosa resultaba la escapatoria!
Una mañana, al salir de la ducha, y cuando el enfermo parecía entonado por la reacción, ágil y con la cabeza muy despejada, se paró en la calle, y cogiendo suavemente las solapas del gabán de su hermano, le dijo: «Pero vamos a una cosa. ¿Por qué ni tú, ni mi tía, ni nadie queréis decirme dónde está mi mujer? ¿Qué ha sido de ella?
Viviremos en un sotabanco, solos y tan contentos». Entonces empieza a ver que las casas y el cielo se desvanecen, y Juan no está ya de capa sino con un gabán muy majo.
Retiró la pipa de su boca, golpeando con ella la suela de uno de sus zapatos, y la metió luego en un bolsillo del gabán, recomendando á los criados que lo guardasen cuidadosamente, como si fuese prenda de gran valor. El abrigo de pieles que llevaba Robledo atrajo el respeto de los dos servidores. Uno de ellos le ayudó á despojarse de él, conservándolo sobre sus brazos.
Y se liaba a toda prisa al pescuezo un gran foulard finísimo, y levantábase el cuello del gabán a la altura de las orejas... Te digo que vale más volver al palco, si... Un estornudo formidable le cortó la palabra y le acrecentó la angustia. ¿Lo ves?... ¿Lo ves?... Ya pillé un constipado... Fortuna tengo hoy... ¿Sabes?... ¡Ya tengo para una semana!...
El señor de Palomares vestía un gabán de verano muy largo, de color de pasa, y llevaba en la mano derecha un jipijapa impropio de la estación, pero de cuatro o cinco onzas su precio en la Habana y por esto pensaba que podía usarlo todo el otoño.
Palabra del Dia
Otros Mirando