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Actualizado: 22 de junio de 2025
El día 18, dejando á la mano derecha la laguna Tuquis, montamos la boca del río Paraiguazú, que venía colorado con una creciente furiosa de agua.
Era el amo de este castillo uno de aquellos Arabes que llaman ladrones, el qual entre mil atrocidades solia hacer alguna accion buena; robaba con una furiosa rapacidad, y daba con prodigalidad: intrépido en una accion, de buen genio en el trato de la vida, bebedor en la mesa, de buen humor quando habia bebido, y sobretodo sin solapa ninguna.
El capitán estaba desesperado, la tripulación se revolvía furiosa; el único indiferente era el nuevo piloto, a quien no importaba sin duda la ganancia gran cosa.
Más adelante hay una hilera de escollos por entre los cuales pasa una furiosa corriente que de ordinario los encubre. Pero cuando allí cerca lleva el río poca agua, se ven en la cima de una de aquellas piedras ciertas huellas de hombre, que dicen los naturales son del apóstol Santo Thomé.
Querida dijo una de ellas, me está usted distrayendo. Es verdad confesó la otra, y voy a rezar humildemente un diez del rosario para pedir perdón a Dios. Se puso de rodillas y sentí pasar por mis cabellos su aliento de víbora. Yo también me arrodillé para evitarlo. Estaba furiosa.
El Marqués creía en la santidad de Anita; la Marquesa encogía los hombros; temía por la cabeza de aquella chica. Visitación estaba volada, furiosa. «¡Sus planes por tierra! ¡Ana resistía! ¡No era de tierra como ella!». Obdulia Fandiño no envidiaba la santidad de su amiga la Regenta, sino el ruido que metía, lo mucho que se hablaba de ella por todo el pueblo.
Ayudado, no obstante, por su yerno futuro, por el padre de su yerno, y más que nada por su casi inmortalidad y por su valor indomable, se abre camino por entre la muchedumbre furiosa, y salva á su hija, abandonando la patria y buscando refugio entre los persas. Así termina el tercer acto. Al empezar el cuarto, han pasado ya bastantes años. Juliano el apóstata está en el trono.
¡Mira... si no te sacas de delante, repelo, hago contigo una desgracia! gritó furiosa ya Amparo dando al mozo, que estaba próximo a la puerta, un soberano empellón para arrojarle del cuarto. Pero el movimiento brusco y familiar despertó la sangre aldeana de Chinto, y con los brazos abiertos se fue hacia Amparo.
Sí, todo es viejo e insípido, y, sin embargo, exquisito. 10 de octubre. Francisca está furiosa. He ido esta tarde a pedirle un dibujo de bordado, que me hacía falta, y la he encontrado en un estado de irritación indescriptible. ¡Maldito país! ¡Maldita gente!... Pueblo de chismes!
Á la primera señal de ataque por parte de la furiosa multitud se oyeron silbar dos flechas, lanzadas por Tristán y Simón, y los dos que parecían jefes de los bandidos quedaron revolcándose en su sangre á la entrada de la torre. Otros dos tuvieron igual suerte y entonces los sitiadores desesperados se lanzaron en tropel al ataque.
Palabra del Dia
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