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Actualizado: 5 de junio de 2025


Resuelto el problema de los minutos, me encontré en una feliz disposición de ánimo y almorcé con apetito. Por la tarde fui al palacio de Padul, según había prometido a Gloria. Isabel estaba en casa de las de Enríquez. El conde se disponía a salir en coche, a ver los toros que debían lidiarse al día siguiente.

¡Ella se lo ha dicho! ¡Maldita sea! ¡Me ha vendido! exclamó lanzando a su temblorosa y aterrada mujer una mirada de profundo desdén. No, ella no me lo ha dicho respondí. Por casualidad me tocó ser testigo de su cobarde atentado. Yo fui quien la sacó con vida del río helado, adonde usted la arrojó criminalmente. Por ese acto que cometió entonces, va a responderme ahora.

Los valles al pié de la Cordillera son en algunos parages muy fértiles, regados por riachuelos, pues producen, estando bien cultivados, escelente trigo y variedad de frutos, abundando asi mismo de manzanas silvestres, de que los indios hacen una especie de cidra para su uso diario, ignorando el modo de conservarla. Los volcanes ó montañas de fuego, de que abunda esta parte de la Cordillera, pueden competir con el Vesubio. Mongibelo, ò algunos de los que conocemos en Europa, por su magnitud ó furiosas erupciones. Estando en el volcan bajo el cabo de San Antonio, fui testigo de una gran porcion de cenizas que llevaron los vientos y oscurecieron toda la atmósfera, esparciéndose sobra una gran parte de la jurisdiccion de Buenos Aires, y uno y otro lado del Rio de la Plata; de manera que la yerba estaba cubierta de ellas. Prodújolas la erupcion de un volcan cerca de Mendoza, llevando los vientos las cenizas mas lijeras

El sentimiento dominante en mi, en medio de otros muy confusos era una viva cólera; pero mi altivez me hizo jurar que nadie conocería mi dolor. En aquel momento fui sincera, y creí que me sería fácil disimular mis impresiones, cuando tenía por costumbre lo contrario.

No era menos comunicativo que con la familia de Marmitón, con don Sabas, con Neluco, con los sirvientes de mi casa, con mis tertulianos de costumbre y con el pueblo de punta a cabo; pero con nadie lo fui tanto como con Neluco.

Siguió sin hablarme, visiblemente disgustado, hasta que al fin volvió otra vez a sus ojos de fiebre. De veras, de veras me juras que te parece linda? ¡Pero claro, idiota! Me parece lindísima; ¿quieres más? Se calmó entonces, y con la reacción inevitable de sus nervios femeninos, pasó conmigo una hora de loco entusiasmo, abrasándose al recuerdo de su novia. Fuí varias veces más con Vezzera.

En fin, pues fui entonces cobarde y necio, no es mucho que muera ahora corrido, arrepentido y loco.

El ministro de la Justicia, á quien fui á visitar con el fiscal del Tribunal supremo, se interesa prodigiosamente en este asunto. Es un ardiente liberal á quien gustaría que en su tiempo ocurriese la reparación de una gran injusticia. Nos han fastidiado mucho, desde hace algún tiempo, con las revisiones aventuradas y estamos encantados de intentar una ventajosa.

A las cuatro de la tarde se fueron. Este dia, ya un poco restablecido el caballo de lo que se habia enflaquecido en la navegacion, me fuì en él por la costa del mar como seis leguas. A las dos de la tarde vuelta, y llegué de noche bordo. Este dia estuve bordo, haciendo componer algunas cosas pertenecientes á su aparejo.

Yo fuí de parecer contrario, y, quizá por tenerle bueno, en esto nos socorrió el cielo, como después diré, aunque primero quiero deciros que este navío era el de los cosarios que habían robado a mi hermana y a las dos recién desposadas pescadoras.

Palabra del Dia

rigoleto

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