United States or Falkland Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al toque de oración de San Jacinto se cierran todas las puertas y ventanas, y se apagan las luces, entonándose por los que se encuentran dentro de las casas el Ángelus; concluído este, cada cual vuelve á su conversación, su ocupación ó su paseo. Nosotros hicimos una frugal cena, y después de interrogar sobre la localidad al Gobernadorcillo, buscamos el reposo en las mallas de una hamaca de abacá.

Aquel es un pueblo sobrio y frugal, y sinembargo el gusto de los hosteleros consiste en aglomerar montones de platos, sin orden ni discernimiento, como si solo se tratara de hartar al huésped ó viajero. De ahí resulta muchas veces el efecto contrario, porque muchos platos no son sino ediciones distintas del primero que entra en la escena gastronómica.

Si me quedo solo en casa, dixo, tendré preocupado el ánimo con mi triste aventura, no comeré, y caeré malo; mas vale hacer una frugal comida con mis amigos íntimos, y con su amena compañía olvidarme del disparate que esta mañana he cometido. Fuése al convite; y viendo que estaba algo triste, le obligáron á que bebiese para disipar su melancolía.

Feijoo no tomaba más que un huevo pasado y después chocolate, porque su estómago no le permitía ya las cenas pesadas. Pero en su frugal colación gozaba viendo comer a su protegida, cuyo apetito era una bendición de Dios. «Hija, tienes un apetito modelo. Te estoy mirando, y al paso que te envidio, me felicito de verte tan bien agarrada a la vida.

El olor de la frugal comida impresionó á la reina María Antonieta, quien de incógnito y acompañada de la princesa de Lamballe, presenciaba la función desde un palco proscenio. María Antonieta quiso probar la sopa, y de este modo, ella y la Montansier se conocieron y fueron amigas.

La aguadora estaba saboreando su frugal comida, y el estanquero dormitaba echado de bruces sobre la piedra de probar la moneda. De repente llegó el coche de Paz y se detuvo junto al paseo ancho. Vámonos dijo ésta viendo tirarse al lacayo del pescante.

Tan lóbrego era el salón donde habían entrado Quevedo y Montiño. Quevedo había pedido un almuerzo frugal; esto es, una empanada y vino. Montiño había guardado un profundo silencio. Quevedo se había ocupado en estudiar la fisonomía de Montiño. Había acabado por comprender que en aquellos momentos el cocinero mayor no estaba en el completo uso de sus facultades.

Esta comida frugal, servida en estrechos recintos y no muy limpios manteles, era la primera estación que corría el viajero para entrar después en el vía crucis de las posadas y albergues de la villa. Dos veces al día un ruido áspero y creciente aumentaba la normal algarabía del barrio.

Vamos, señor Cornelio; vos a proa y yo a popa. Terminada la frugal cena, el Capitán, el pescador y Hans se tendieron en el fondo de la chalupa, en espera de sus respectivos turnos de guardia, mientras el piloto y Cornelio se sentaban, el uno a proa, para vigilar el río, aguas arriba, y el otro a popa, para no dejarse sorprender por los piratas que tenían que venir por la parte del mar.

»Los hombres solteros, cuando llega la noche, acostumbran, después de pasear por el Prado y tomar una comida frugal, montar á caballo, llevando á las ancas á sus escuderos, y lo hacen así para no perderlos de vista, porque como cabalgan rápidamente por las calles en la obscuridad más completa, sería imposible que los siguiesen sus escuderos; también temen ser atacados por detrás, y el escudero sirve para parar los golpes y vigilar en defensa de su amo, aunque lo más general es que, en estos casos, tomen la huída estos defensores que no se suelen preciar de valientes.