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Actualizado: 3 de junio de 2025


Más felices que las demás, las que espurriaban la hoja, sentadas a la turca en el suelo, con un montón de tabaco delante, tenían el puchero de agua en la diestra, y al rociar, muy hinchadas de carrillos, el Virginia, las consolaba un aura de frescura.

Toda la artillería de los gemelos se dirigió hacia aquella parte del teatro. De todos lados salían estas palabras: ¡Qué bella es! ¡Qué frescura! ¡Qué aire tan gracioso y tan distinguido! ¿Qué edad calcula usted que debe de tener? De veinte a veintidós años. ¡Ca! Apenas tiene diez y ocho. ¿La conoce usted?

Sopló una brisa helada del lado de popa que hizo estremecer a las damas, vestidas ligeramente. Mina tosió, llevándose las manos a los brazos y al pecho, casi desnudos, sin otro abrigo que el calado sutil de una blusa blanca. La súbita frescura le hizo imitar a algunas señoras que iban a sus camarotes en busca de un abrigo.

Porque es de advertir que Perucho tenía bastante de caco, y con la mayor frescura se apropiaba huevos, fruta, y, en general, cuantos objetos codiciaba; pero, con respeto supersticioso de aldeano, que sólo juzga propiedad ajena el dinero, jamás había tocado a una moneda.

Eran las seis de la mañana cuando llegábamos á Loja, después de haber cortado las primeras gargantas suaves ó inflexiones de la Sierra-Nevada. Excepto en Suiza, no he visto nada mas pintoresco, en clase de pequeños paisajes de encantadora frescura, que el cuadro que rodea á Loja.

Y no solo durante las tres horas y media que consagraba diariamente al desempeño de mis deberes en la Aduana sentía aquella especie de parálisis, sino que me acompañaba en mis paseos por la orilla del mar y por los campos, cuando, lo que no era frecuente, buscaba el vigorizador encanto de la naturaleza que tanta frescura y actividad de pensamiento me infundía desde el instante que traspasaba el umbral de la Antigua Mansión.

Por espacio de un mes ejerció con verdadera abnegación las funciones de enfermero, pasando bastantes noches en claro, a la cabecera de su lecho. Estas fatigas, lejos de alterar su salud, devolvieron a su rostro su frescura y lozanía habituales. Cuanta mayor asiduidad desplegaba en el cuidado de su enfermo, más lozana y vigorosa tornábase su nariz.

Y la joven se expresaba con serenidad, con frescura, como si se tratase de la honra de otra y aquel Roberto fuese un infeliz a quien calumniaban. Juanito no podía contener su asombro. ¡Dios mío! ¡qué gente aquélla! ¿Y era su hermana la joven que permanecía tranquila ante suposiciones ofensivas para su dignidad?

No se sabía adónde guarecerse, ni cómo evitar la angustia. Así transcurrió toda la mañana. Tomamos el café sobre las esteras de la galería, sin tener ánimo para hablar ni movernos. Los perros, estirándose y buscando la frescura de las losas, tumbábanse fatigados.

«Es muy útil dar de tomar á las paridas cocimiento de la corteza del arbol Tanag al objeto de echar fuera la sangre coagulada. Para este mismo padecimiento las hojas de la Yerba Daloydoy se pasan un poco al fuego para ahuyentar la frescura y se aplican al vientre. También á falta de Daloydoy suple las hojas de la yerba Peregrina bajo el mismo método de aplicación de la Daloydoy.

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