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Actualizado: 29 de junio de 2025


La verdad es que ya tienes tiempo para haber aprendido un poco de crianza... ¡Cuidado que se necesita no tener un adarme para quedarse hecho una estaca cuando una persona decente, cuando un caballero, nos hace el favor de preguntarnos cómo estamos! Yo, viéndola tan irritada, traté de calmarla con algunas frases de disculpa.

Es muy singular el don que tiene Madrid, con ser tan grande en comparación con una aldea, para vulgarizar tipos, acreditar frases y poner motes. Lo que el marqués deseaba con tan descomedidas ansias, era un hijo varón; pero llegaron a pasar tres años, y lo deseado no venía. Al cumplirse los cuatro hubo grandes barruntos de algo. Pero ¿qué sería?

Nadie había visto al joyero en las butacas, ni en el vestuario, ni en ninguna parte. ¡Y sin embargo le he visto esta tarde con Mr. Jouy! dijo uno. Y ha regalado un collar á una de las actrices... ¿A cual de ellas? preguntan algunas curiosas. A la mejor de todas, ¡la que seguía con la vista su Excelencia! Miradas de inteligencia, guiños exclamaciones de duda, de afirmacion, frases entrecortadas.

Sus maneras carecían de atildamiento rebuscado y enfadoso, y sus frases estaban exentas de esa vulgaridad que hace el lenguaje de un hombre igual al de los demás: en lo que hablaba había siempre algo original; su tristeza parecía sincera, su gracia tenía un dejo amargo.

Pero ¿qué responder al señor chantre, si por acaso lee estos renglones? ¡Perdóneme el reverdecimiento extemporáneo que denotan las anteriores frases, y crea que á también se me alcanza, aunque no lo practique, que lo mejor de todo es envejecer y morir tan santamente como envejece y morirá su señoría!

Ya lo sabe el curioso impertinente. Gracias a Dios que hoy nadie nos ofrece ración tasada y que hogaño nos atracamos de aceitunas sin que nos asusten frases. ¡Lo que va de tiempo a tiempo! Hoy también se dice: aceituna, una; mas si es buena, una docena.

Ofrecíles mi ayuda para aquella faena; pero la desdeñó Lita con un gestecillo muy intencionado y dos frases de cortesía para templarle.

La misma dificultad con los colores que con las palabras. Cuanto más trabajaba para dar relieve a las formas de su pensamiento, más le desvanecía y le ahogaba entre la balumba de las frases huecas o de los colores resobados. Esto no era ser artista.

Cuanto el apuntador va diciendo, lo repiten los actores, lo que equivale á dos representaciones simultáneas y paralelas. Pero el gozo narcisiano de escucharse se reproduce tantas veces, que llega á emborronarse; los pensamientos, á fuerza de resobados, se deslustran y vulgarizan; las frases pierden su frescura, su elasticidad jugosa; las escenas de más alta tensión dramática, pierden su calor.

Y almibarada y ponderativa, tornó a regalar a Carmen con caricias y frases de gratitud. En seguida salió de la sala, no ya con su paso saltarín de todos los días, sino con una carrera liviana y veloz, una especie de trotecillo fantástico. Narcisa hizo también mutis, como en las comedias, por una puerta lateral, con su novela en la mano y en la sonrisa ática una despectiva expresión.

Palabra del Dia

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