Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de junio de 2025


Calzaban botas indescifrables, pues no se podía decir a ciencia cierta dónde acababa la piel y empezaba el cordobán. Estaban galoneados de lodo desde la cabeza a los pies. Si la basura fuera una condecoración, los nombres de aquellos caballeritos se cogerían toda la Guía de forasteros.

El dueño de Son Vent, un burgués de la ciudad, dio orden a los forasteros de levantar el campo, como si fuesen una banda de bohemios. El pianista estaba tísico, y él no quería contagiar su finca. ¿Adonde ir?... El regreso a la patria era difícil: estaban en pleno invierno, y Chopin temblaba como un pájaro abandonado pensando en los fríos de París.

Gabriel traducía fielmente la explicación del Vara de plata, recalcándola muchas veces con irónica gravedad, mientras los canónigos que escoltaban la caravana de forasteros alejábanse algunos pasos con aire distraído para evitar preguntas. Un inglés flemático interrumpió un día al intérprete: ¿Y no tienen ustedes ninguna pluma de las alas de san Miguel?

Allí se dirigió don Luis, y desde la puerta vio al conde de Genazahar, que jugaba al monte, haciendo de banquero. Cinco personas nada más apuntaban; dos eran forasteros como el conde; las otras tres eran el capitán de caballería encargado de la remonta, Currito y el médico. No podían disponerse las cosas más al intento de D. Luis.

Solamente los caciques toman dos y tres mujeres, y éstas, aunque sean hermanas, las cuales no tienen otro empleo que cocer la chicha, corriendo por cuenta de los maridos el recibir y hospedar á los forasteros y servirles con esta bebida que hacen de maíz, mandioca y otras frutas; en el color se da algún aire al chocolate y en los efectos es muy semejante al vino.

Era un aristócrata. Generalmente el salón de baile se enseñaba a los forasteros con orgullo; lo demás se confesaba que valía poco. Los dependientes de la casa vestían un uniforme parecido al de la policía urbana. El forastero que llamaba a un mozo de servicio podía creer, por la falta de costumbre, que venían a prenderle. Solían tener los camareros muy mala educación, también heredada.

Sus conmisioneros hablan de él con singular estima, y no le ponen otra falta que de muy intrépido en los peligros y riesgos, cuando había de llevar la ley divina entre los bárbaros é infieles; y he oído á un Superior suyo que no acababa de maravillarse cómo siendo de complexión delicada, y enfermizo, podía tolerar tantas fatigas y tener tanto aliento y vigor cuando emprendía algún negocio del servicio de Dios, á que se añade que trabajaba en un clima muy destemplado, poco sano á los naturales y mucho menos á los forasteros.

Nacido en uno muy pequeño de Andalucía tuve yo cierto amigo que, como llegase á ser personaje de gran suposición y de muchas campanillas, cifraba su mayor deleite en mandar á su pueblo todos los años un ejemplar de la Guía de forasteros, con registro en las varias páginas en que estaba estampado su nombre.

Este aislamiento perpetuo, tratándose de familias enlazadas entre , como aquéllas, por vínculos de parentesco ó de una amistad íntima, había impreso en su vida el carácter de unidad y de sencillez, verdaderamente patriarcales, que seducía á los pocos forasteros que hasta allí llegaban.

»La riqueza del padre y la belleza de la hija movieron a muchos, así del pueblo como forasteros, a que por mujer se la pidiesen; mas él, como a quien tocaba disponer de tan rica joya, andaba confuso, sin saber determinarse a quién la entregaría de los infinitos que le importunaban.

Palabra del Dia

cabalgaría

Otros Mirando