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Actualizado: 13 de junio de 2025
Despues que V.E. se dignó facilitarme el parecer del Super-intendente D. Antonio Viedma, sobre los establecimientos del puerto Deseado, y Bahía de San Julian, he mudado el concepto que formaba de estas situaciones, que se habian figurado antecedentemente con un aspecto melancólico, faltos de todas aquellas circunstancias que pudiesen animar la empresa de poblarlos.
De sus sótanos, faltos de aire, surgía la peste de las verduras fermentadas, difundiéndose por toda esta parte de Madrid, que olía como una huerta abandonada. Los dos amantes, en su lento regreso, discutían el empleo del dinero que acababan de cobrar. No bastaba para las más rudimentarias necesidades. Feli percibía cincuenta céntimos por cada docena de corsés.
Lo que les galvanizaba era la esperanza de la fortuna, la ilusión de la riqueza, como si esta riqueza pudiera servir de algo á sus pobres cuerpos, faltos de los apetitos que amenizan la existencia. Resumió el príncipe mentalmente la vida pasional de los humanos en dos placeres que eran el motor de todas sus acciones: el amor y el juego.
Este dia salí, aunque con trabajo, á la Punta Rubia á reconocerla, y puse una baliza sobre un cerro, por la cual se conoce cuando se halla en la canal entre los bajos y tierra firme, y mandé algunos marineros á cazar, porque nos hallamos faltos de carne, á los que se les dieron algunas balas de fusil.
Pero algunos se desmandaron, tomando equivocadamente la familiaridad por otra cosa, y faltos de palabras, fueron largos de manos... Hubo bofetadas, Juanillo, y algo peor. Esa moza es de cuidado. Parece que tira a las armas blancas, que sabe dar puñetazos como un marinero inglés, y, además, conoce ese modo de reñir de los japoneses que llaman jitsu.
Sabía por los arrieros y peatones de los Andes para lo que servían muchas veces estas tumbas con su depósito de limosnas. Como abundan las sepulturas en las diversas travesías de la Cordillera, los viandantes faltos de recursos se llevan con toda reverencia el dinero dedicado á los difuntos, pero dejando á éstos un recibo con la promesa solemne de devolverles una cantidad mayor.
Muchos de estos defectos no podían menos de tenerlos los aventureros audaces que envió España á América; pero la misma España no los tenía. ¿Pueden ser más filantrópicas que lo que son las leyes de Indias? ¿Se mostraron nunca nuestros legisladores crueles ni faltos de caridad para con los pueblos salvajes ó semi-salvajes á quienes civilizamos y cristianizamos? ¿Ha habido nunca pueblo de más católico corazón que el pueblo español?
Muchos iban allá llamados y aconsejados por otros compatriotas que les habían precedido... Pero ¿y los que marchaban a la ventura, faltos de amistades, sin conocer el idioma, sabiendo únicamente repetir con enfermiza tenacidad: «Buenos Aires... Buenos Aires...»? ¿Quién les había enseñado el nombre? ¿Qué encanto el de estas sílabas, que hacían avanzar a las lejanas muchedumbres, confiándose al gesto bueno o malo del destino?...
¡Qué faltos estamos, amigo D. José María dijo mi amo , de un buen hombre de Estado a la altura de las circunstancias, un hombre que no nos entrometa en guerras inútiles y mantenga incólume la dignidad de la Corona! Pues cuando yo estuve en Madrid el año último prosiguió el embustero , me hicieron proposiciones para desempeñar la Secretaría de Estado.
El cabildo en vista del fervor del prelado, y tocado de generosa emulacion, determinó en 12 de enero del siguiente año que por tres años se diese una prebenda entera para la obra, á pesar de que los años habian sido muy faltos y los prebendados se hallaban, dice Bravo, muy gastados.
Palabra del Dia
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