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Actualizado: 22 de junio de 2025
Con esto faltaban en sus Reinos quejosos y mal contentos, pero no pudieron dar á todos los que le sirvieron estados y haciendas, con que algunos quedaron con menos comodidad que sus servicios merecian.
Pero he aquí que su esposa, no poco confusa porque le conocía bien, vino a anunciarle que faltaban mil doscientas pesetas para pagar las flores de la quinta del Pilar, y su hija Araceli, menos confusa pero también un poco asustada, le manifestó que aún restaba por abonar al joyero una pequeña cantidad.
Hablaba sencillamente, como si no hubiese ocurrido nada de extraordinario desde la última vez que se habían visto. Cristina y la niña le acompañaban en los ejercicios. Muchas familias de lo mejor de Bilbao estaban en Loyola con el mismo fin: las señoras en el hotel: los hombres en las celdas del monasterio. Ya llevaba allí seis días y le faltaban cuatro. ¿Y estás bien? ¿Te gusta esta vida?
Pero como Raimundo gozaba tal fama de muchacho formal, de conducta intachable, como hacía ya tiempo que manejaba y cobraba los cupones, y como en fin no le faltaban más que tres años para llegar a la mayor edad, su tío no quiso recogerlos. Los dejó en el mismo cofrecito que estaban.
No faltaban entre ellos, sin embargo, quienes creían que le estaba bien empleado a don Rosendo, por haber criado con tal mimo a su hija menor, y haberla consentido tomar aquellas ínfulas y aires de princesa. Los enemigos se bañaban en agua de rosas, y procuraban aumentar con mil trazas el escándalo.
¡Ah, tío! exclamó Cornelio . ¡Nunca he experimentado emoción semejante! ¡Sentí que me faltaban las fuerzas! No me sorprende. Estas serpientes dan miedo hasta a los tigres. Tú, acuéstate y descansa, Lu-Hang; y nosotros trabajemos antes de que nos pille la noche. Van-Horn, repuesto ya de su susto, emprendió con gran actividad el trabajo que tenía entre manos y que había suspendido.
Más allá, en un espacio ancho y alumbrado por enorme ventana con reja, las cuerdas de ropa puesta a secar nos obligaban a bajar la cabeza para seguir andando. En las paredes no faltaban muñecos pintados ni inscripciones indecorosas. No pocas puertas de las viviendas estaban abiertas, y por ellas veíamos cocinas con sus pucheros humeantes y los vasares orlados de cenefas de papel.
Pocas millas faltaban para llegar al lugar donde el P. Suárez había vuelto atrás, cuando los dos caciques se dejaron salir de la boca estas palabras: «Gran lástima tenemos de vosotros, porque os han de robar y matar los Tuquís que discurren por este camino». Tuquís llaman á los pueblos que no son de su nación.
También en esa me encontré contestó el marino , y allí me dejaron sin pierna. También entonces nos cogieron desprevenidos, y como estábamos en tiempo de paz, navegábamos muy tranquilos, contando ya las horas que nos faltaban para llegar, cuando de pronto... Le diré a usted cómo fue, señora Doña Francisca, para que vea las mañas de esa gente.
Se enracimaban las mujeres junto a los grandes círculos de cristales, y como no faltaban agujeros, las que podían colocarse en la delantera, aunque fuera repartiendo codazos, gozaban de aquel pomposo acto de humildad regia que cada cual interpretará como quiera.
Palabra del Dia
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