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Tienes grandes virtudes, Ramona la dijo su marido cubriendo la rodilla enferma con el faldón del gabán ; pero en ciertas debilidades, eres incorregible... y tremenda. Resabios de mis buenos tiempos de doncella pudorosa; algo que queda todavía en el fondo, entre las cenizas. Pues no pensaba yo que fuera tanto como para brotar al primer choque. Y ello es poco, pero molesto cuando aparece.

El modelo llegó ayer en gran velocidad, y también vino un fichú del cual estamos haciendo imitaciones de clase inferior, con puntilla ordinaria. Verán, verán ustedes... Pues el faldón de bautizo, por ejemplo, que estamos arreglando con encaje valenciennes, no se podrá poner menos de quinientos francos. Es verdaderamente encantador. Lo traeré aquí cuando esté acabado para que lo vean ustedes».

Tal vez así se conseguiría también que no se le antojase en Washington á ningún senador remedar á Catón Censorino y, en vez de llevar higos en un pliegue de la toga y de exclamar delenda est Carthago, llevar en un faldón de la levita azúcar mascabada ó catite, y exclamar: delenda est Hispania. Y aquí pongo término á esta prolija carta, prometiendo no escribir la tercera, pues basta con lo dicho.

Aquel mozo arrogante, que tanto había admirado al público con su elegancia, mostrábase lastimero y ridículo con su faldón al aire, descompuesto el pelo y la coleta caída y deshecha como un rabo triste. Tendiéronse en torno de él misericordiosamente varios capotes para ayudarle y protegerle.

Aquel señor vestido como un hombre del campo, rudo centauro de zajones y fuerte garrocha, era un ilustre personaje que podía cubrirse el pecho de bandas y cruces y vestir en el palacio de los reyes una casaca llena de bordados con una llave de oro cosida a un faldón.

Si no se puede sufrir a esa canalla. Hay que poner una horca en el Golfo de las Damas para colgar serviles, empezando por los de capilla y acabando por los de faldón. Deje usted que nos sacudamos a Soult, y los cananeos dejaremos a España como una balsa de aceite. ¿Y qué se sabe del lord? Va sobre Badajoz. Massena viene en retirada desde Portugal. Los franceses han abandonado a Campomayor.

Quilito llevaba, a guisa de bandera, el faldón de don Raimundo, y gritaba: ¡Muera Schlingen! Susana Esteven repasaba al piano una sonata de Beethoven. Antes de salir a compras, en compañía de Angelita, su madre le había dicho: ¡Me atacas la cabeza, Susana, con esa sonata! Parece que tocas a ánimas o que llamas a misa.

Baudry-d'Asson, un nulo de la derecha, cuyo faldón izquierdo está en manos del obispo de Angers, lanza improperios a cada instante, a pesar de los reiterados tirones de su mentor; a despecho del orador, se traban diálogos particulares insoportables; los ministros, en los bancos centrales, conversan con animación, mientras son vehemente y personalmente interpelados en la tribuna, y sobre toda aquella vocería, movimiento, exasperaciones, risas, gritos y denuestos, las tribunas silenciosas, graves, inmóviles en su perfecto decoro.

Te viste en un fuerte compromiso. Empezaba yo a rodar por el mundo... Y rodando, rodando, caíste en una tentación... Y como servía usted en casa grande, yo calculé y dije: 'Pues esta, si quiere, podrá sacarme'. Te llegaste a con mucho miedo... lo que pasa... no querías levantarte el faldón, y que yo te dejara destapada. Pero usted me tapó... ¡Cuánto se lo agradecí, Benina!

En realidad, no era gran cosa, pues andaba por el buque ligero de ropa, con el impudor de un hombre que ve mal y se considera más allá de las preocupaciones humanas. Una camisa con el faldón siempre flotante y unos pantalones de sucio algodón ó de bayeta amarilla, según las estaciones, eran su vestimenta.