Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de mayo de 2025
Sobrino, al fin se sale usted con la suya; me quedo con el fichú». Estas y otras frases, todas referentes a adquisiciones, matizaban el charlar loco de aquel día. Llegó el grande hombre. Rosalía no se equivocaba al suponer que la primera visita de él, y después de quitarse el polvo del camino, sería para sus amigos de Palacio.
Si no me sirve... También le traeré el fichú con cinta de terciopelo verde y un casquete de fieltro para que usted se lo arregle fácilmente. Para baños, delicioso. Le mandaré igualmente flores, plumas, aigrettes... Tengo seis cajones llenos de estas cosas... Hoy me llevó la modista la bata grosella... ¿Sabe usted que no me va muy bien?
Y por dicha suya, no tenía que calentarse la cabeza para discurrir el empleo de sus sobrantes, pues allí estaba su hermana Candelaria, que era pobre y se iba cargando de familia. Sus hermanitas solteras también recibían de ella frecuentes dádivas; ya los sombreritos de moda, ya el fichú o la manteleta, y hasta vestidos completos acabados de venir de París.
El fichú de muselina extremadamente blanco de aquella dama y la papalina que cubría sus bucles de cabellos grises y lacios, formaba un contraste chocante con los trajes de raso amarillo y los tocados aparatosos de sus vecinas. Se acercó a la señorita Nancy con mucha afectación y le dijo lentamente, con voz aguda y suave: Espero, sobrina, que estéis en buena salud.
El modelo llegó ayer en gran velocidad, y también vino un fichú del cual estamos haciendo imitaciones de clase inferior, con puntilla ordinaria. Verán, verán ustedes... Pues el faldón de bautizo, por ejemplo, que estamos arreglando con encaje valenciennes, no se podrá poner menos de quinientos francos. Es verdaderamente encantador. Lo traeré aquí cuando esté acabado para que lo vean ustedes».
Palabra del Dia
Otros Mirando