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Actualizado: 31 de mayo de 2025


Estas son intimidades del matrimonio: al médico no se debe recurrir sino en el último apuro.... debieras saber, debieras afanarte por averiguar lo que me conviene; aunque no fuera por cariño, por pudor, por vergüenza; y si no tienes vergüenza, por remordimientos, por.... Ya se ha indicado que la facundia de Emma, llegados estos momentos, no tenía límites.

Pasó días enteros ante las tribunas elevadas en las plazas, donde los clubs se declaraban en sesión permanente y los oradores sucedíanse día y noche, perorando con andaluza facundia sobre la divinidad de Jesús y la subida de los artículos de primera necesidad; hasta que, al venir tiempos represivos, una huelga le dejó en la difícil situación del obrero señalado por sus rebeldías, viéndose despedido de todos los talleres.

Sólo había leído algunas novelas y los periódicos. Como tenía buen oído, excelente memoria y notable facundia, hablaba, sin embargo, la lengua castellana con primor y gracia, si bien con acento andaluz muy marcado. Y en Lisboa además, con el trato constante de la gente fina, se había soltado a hablar en portugués y hasta a chapurrear el francés un poquito.

Pues amigo, una noche el ex-capellán del vapor-correo se lió la manta y le dio tal paliza a Rubín, que este hubo de salir con las manos en la cabeza. Había que ver a Pedernero transfigurado, hecho un orador ardiente y lleno de arrogante facundia. El auditorio se estrechaba, y de las mesas próximas y de los veladores del centro acudía gente, apelmazándose en torno a los bravos contrincantes.

No le pareció bien al excusador este proyecto: le causaba instintiva y profunda repugnancia. Hizo algunas observaciones, pero todas se las desbarató prontamente la joven con su facundia y aguzado ingenio. Le hizo ver que cualquier otro ofrecería más graves inconvenientes; fue paliando con arte los que en éste pudieran chocar más a su confesor; le aturdió con tanta palabrería.

Á los postres acudieron las anécdotas, los sucedidos, los apropósitos, la chismografía de buen género y todo el vocabulario de gente joven y de buen humor. Con las superfluidades y dicharachos del momento vino el picaresco cuento con sus indispensables gallegos y andaluces, y tras la facundia de estos y el engaño de aquellos, se recordaron escenas amorosas.

Al comienzo de este documento consignó: «Iten, declaro que por el presente estoy muy alcançado y necesitado de hacienda, para poder disponer y dejar las misas que yo quisiera por mi alma». Vélez de Guevara fué celebradísimo de sus contemporáneos, así por la amenidad de su trato, que le ganaba amigos en todas partes, como por su facundia poética y su florido e inagotable ingenio.

Apuró de nuevo el vaso, y el otro José admiraba igualmente su facundia y su receptividad de bebedor. Izquierdo soltó luego una risa sarcástica, prosiguiendo así: «Dicen que les van a traer a Alifonso... ¡Pa chasco! Por que lo traigan. A cuenta que es como si verídicamente trajeran al Terso. Es la que se dice: pa lo mismo es blanco que negro.

Lo que singularmente amargaba a Aurelio, era comprender que su decadencia administrativa nacía de otro decaimiento irreparable, a saber, el de su persona. Cumplida la cuarentena de años, faltábanle ya los billetitos de recomendación o por lo menos no eran tan calurosos: en los despachos de las notabilidades iba siendo su persona como un mueble más, y hasta él mismo sentía apagarse su facundia.

González de la Riva, acostumbrado a las transacciones de la política y a los cabildeos del salón de conferencias del Congreso, quiso desde luego arreglar pacíficamente el asunto y empleó para ello aquella facundia persuasiva que todo el mundo le reconocía. Sus frases aliñadas, todas sus habilidades parlamentarias se estrellaron contra la resuelta y arrogante decisión de los padrinos de Aldama.

Palabra del Dia

rigoleto

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