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Actualizado: 19 de mayo de 2025
»Hay tal revelación de recóndita onomatopeya entre este sujeto así plasmado en aquel ambiente todo nuestro, y el estado de su ánimo ante la metamorfosis que el alcohol por una parte, el contagio moral por otra y su indudable receptividad psíquica han producido en él, que al terminar uno la lectura del capítulo, se queda inconscientemente en una actitud análoga, con la vista clavada en un punto del espacio y una sonrisa de aplomo dibujándose en los labios.
[146.] Todavía está mas expreso el autor de la Crítica de la razon pura; hé aquí cómo explica la naturaleza y las atribuciones del entendimiento. «Hemos definido mas arriba el entendimiento de diferentes maneras, le hemos llamado una espontaneidad del conocimiento (por oposicion á la receptividad de la sensibilidad) una facultad de pensar, ó bien una facultad de los conceptos ó de los juicios; definiciones todas que bien explicadas, no son mas que una sola. Ahora podemos caracterizarle como la facultad de las reglas. Este signo es mas fecundo, y se acerca mas á la esencia de la cosa: la sensibilidad nos da formas (de la intuicion) y el entendimiento reglas. Este se aplica siempre á observar los fenómenos para hallar en ellos alguna regla. Las reglas si son objetivas (si por consiguiente se ligan necesariamente al conocimiento del objeto) se llaman leyes. Aunque nosotros conozcamos muchas leyes por experiencia, estas leyes sin embargo no son mas que determinaciones particulares de otras leyes superiores, entre las cuales las mas elevadas (á las que todas las demás están sometidas) proceden
Acontece á veces en las personas leucoflegmásicas, edemáticas y anémicas, que una grande irritabilidad se opone á la accion normal de los medicamentos, y que el organismo tiene entonces menos receptividad medicinal.
Los conceptos tienen pues por base la espontaneidad del pensamiento, como las intuiciones sensibles la receptividad de las impresiones.
Se usa la manzanilla, lo mismo que el café, para calmar la irritabilidad que exacerba la receptividad medicinal. Es opuesto en esto al azufre, que escita la impresionabilidad del organismo. La manzanilla solo es el antídoto del café, en cuanto que corresponde á la irritabilidad que este último ocasiona.
El entender es todo actividad; la receptividad del alma no tiene en ello mas parte que el proporcionar los materiales: los conceptos elaborados en presencia de dichos materiales no parecen ser otra cosa que el ejercicio de esa misma actividad, sujeta de una parte á las condiciones entrañadas por la cosa entendida, y subordinada por otro lado á las condiciones generales de toda inteligencia.
No comprendía Maximiliano a cuenta de qué era aquello; pero tenía su espíritu admirablemente dispuesto para recibir toda sutileza que se le quisiera echar; estaba hambriento de cosas ideales, y la meditación, el estudio y la soledad habíanle dado una receptividad asombrosa para todo lo que procediera del pensamiento puro.
En este caso ¿no se atribuye al alma una facultad natural de producirse ella misma las sensaciones, con ocasion de las impresiones orgánicas, ó no se la supone en relacion inmediata con otro ser superior que se las produzca? ¿Por qué esa actividad interna, ó esa receptividad, no puede aplicarse á las ideas? ¿Por qué no se han de admitir en el alma otras facultades innatas? ó mas bien ¿por qué se dice que no se las supone, cuando se comienza por suponerlas?
En este estado sobreagudo se observan los síntomas mas discordes y opuestos en gravedad, lo cual esplica, no solo la especialidad atáxica de este medicamento, sino el fundamento de los dos hechos siguientes: el primero, relativo á la variedad de las dósis que han provocado los síntomas fisiológicos, desde los envenenamientos con muerte casi instantánea, hasta los producidos por las mas débiles dósis; el segundo, referente á la distinta receptividad medicinal de las personas sometidas á la accion de esta heróica sustancia.
Lo que menos me interesaba era la explicación que me había ofrecido. ¿Qué se me daba a mí si comía de vigilia o dejaba de comer de vigilia? Como si por un raro don de receptividad inmediata, frecuente en los duólogos íntimos e intensos, don Guillén hubiera trasegado en su cabeza mi pensamiento, dijo: Lo de menos, para usted, es si yo guardo la vigilia o no.
Palabra del Dia
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